Capítulo 4✅

174 19 0
                                    

Corrí lo más rápido que pude pero aquellos lobos estaban entrenados para esto y faltaba poco para que me atraparan.

La adrenalina corría por mi cuerpo y el miedo a ser atrapada me insitaba a correr más rápido de lo que podía hasta que por fin salí del límite dejando a los lobos atrás.

Todos tenían prohibido salir sin el permiso del alfa y él no estaba con ellos. Eso me daría una pequeña ventaja, minutos esenciales para poder ser libre.

Seguí corriendo, no quería parar porque a pesar de haber dejado a esos lobos atrás el miedo me hacía sentirlos tan cerca que juraba que estaban detrás de mí, pisandome los talones. Sin embargo, después de unas horas, cuando el sol empezaba a subir necesité parar para tomar un poco de agua.

Las manadas por seguridad siempre se encuentran en lo más profundo del bosque para evitar que cualquier humano las encontrara y nosotros no teníamos permitido salir a menos que el alfa de su consentimiento, habían tan sólo tres lobos en mi manada que tenían permitido salir; el alfa, el beta y el delta. Por lo que en este momento me encontraba escapando a ciegas, no sabía a donde me dirigía pero esperaba poder salir al pueblo y de ahí buscaría la manera de salir del país.

Me eché detrás de unos arbustos para poder descansar unos minutos, mis patas me dolían y sentía que me faltaba el aire por haber corrido tanto. Además ahora debía volver a planear mi vida; no sabía si ese lobo pasado un tiempo dejaría de buscarme o tendría que pasar toda mi vida de ciudad en ciudad, cuidando de no dejar rastos para evitar que el me encontrára. ¿Podría terminar la secundaria? ¿Podré entrar a una buena universidad o tendré que directamente encontrar un trabajo? ¿Podré tener una vida semi normal?

Mi loba no paraba de llorar y de gritar dentro de mi cabeza "Quiero volver, déjame volver" "No seas egoista". Ella no entendía esto, no sabía la horrible persona que es nuestro mate o lo que nos esperará si nos quedamos con el.

Me relaje y cerré mis ojos esperando dormir un poco pero tan pronto los cerré unas garras se clavaron en mi lomo haciendome soltar un quejido, me levanté rápidamente del suelo y agite mi cuerpo esperando que el lobo me soltara para poder escapar pero en vez de eso nos sumergimos en una pelea. Sus garras habían rasguñado mi cuerpo provocando que mi pelaje se tiñera de rojo, cada vez me sentía más débil. El cansancio y la pérdida de sangre no eran una buena combinación, traté de estar de pié el mayor tiempo posible pero no tardé en caer inconsiente al suelo.

***

A lo lejos escuchaba como pasos iban y venían, algunas risas de niños y a algunas personas hablando al rededor mío, sin embargo mi cerebro no prosesaba lo que decían.

-¡Alex! Sueltala, no parece peligrosa.

-Eso no lo sabes Gabriela.

Todo mi cuerpo ardía por el dolor, quise levantarme pero algo lo evitó; entonces abrí los ojos y me obligue despertarme completamente.

-¡Mira quién ha despertado! La verdad no pensé que sobrevivirias. -Gruñi al darme cuenta que mis manos estaban atadas atrás de un tronco.

Levanté la mirada encontrándome con un hombre más alto que yo, con ojos negros y una melena rubia y al lado de él una chica de su misma altura y sus mismos rasgos.

-¿Quiénes son? ¿Porqué me trajeron aqui?

-Tranquila cariño, los nombres no son necesarios.

-¿Porqué estoy atada?

-Por precaución. -Gruñi y me moví bruscamente para tratar de liberarme, sin embargo estaba muy débil para lograrlo.

La pareja al ver que no podría soltarme se marcharon dejándome allí sola. Miré a mi alrededor buscando algo útil a mi alcanse pero no había nada, volví a removerme enojada, lastimando mi piel con la soga hasta que escuche como esta se rompió un poco. Volví a hacerlo de nuevo pero me detuve cuando escuche el grito de una mujer y vi a la rubia correr hacia mi.

Frunci el ceño confundida, unos cuantos lobos corrieron en dirección a donde se había escuchado a la mujer y luego se escuchó un aullido, un aullido que había escuchado unas cuántas veces en la manada cuando habían batallas contra alguna manada enemiga.

Me desespere sabiendo que me había encontrado y me moví aún más brusco hasta que logre liberarme sin embargo no pude huir ya que la rubia había saltado encima de mi.

-¿Qué tienes que ver tú con la manada principal? -Gruñó en mi oido.

-¡No te importa! ¡Sueltame! -Gruñi y la empuje logrando liberarme, mostré mis garras amenazandola con utilizarlas si volvía a atacarme pero eso no la detuvo y volvió a lanzarse encontra de mi, logre esquivarla y me posicioné sobre de ella lista para clavar mis garras en su pecho.

-¡Basta! - Un cuerpo chocó contra el mío haciendome caer al suelo con el rubio encima de mi sosteniendo mis manos por sobre mi cabeza, inmovilizandome. -Vas a contestar la pregunta que mi hermana te hizo. -Gruñó -De lo contrario te entregare a él -Bufé y luché por soltarme de su agarre pero fue imposible cuando su hermana lo ayudó a inmovilizarme.

-Dos contra uno, son unos cobardes.

-¡Responde! -Gruñó.

-Fui parte de su manada.

-Eso lo sé, quiero saber porqué te persigue. Una delta como tú no creo que sea de importancia en su manada.

-Quiere obligarme a hacer algo que yo no quiero, ¡Sueltenme!

Miranda ||BORRADOR||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora