Capítulo 13

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—¡No te importa! ¡Sueltame!
—¡Dime! — Gritó el también.
  Me moví cada vez con más fuerza lanzando uno que otro gruñido intentando usar toda mi fuerza para soltarme, sobra decir que no lo logré. Desearía no haber venido al bosque.
—¡Dime si no quieres que te mate!
  Me detuve y busque su mirada con la mía. Sus ojos estaban amarillos, se había calmado un poco pero eso no evitaba que siguiera enojado y por alguna razón yo también me enojé.
—Matame si quieres, toturame pero nunca te diré su nombre.
  Nuestras miradas estaban conectadas, desafiandonos, tratando de intimidarnos pero ninguno sedia.
—Si me rechazas moriremos. — Su voz casi salió en un susurro, sus ojos volvieron a su color natural y bufó antes de levantarse dejándome en el suelo.
  Dejé que todo el aire retenido saliera y no me levanté hasta que dejé de escuchar sus  pasos.
¿Porqué tiene que ser tan difícil?
***
  Una semana después me encontraba en mi primer día de clases.
  Salí de mi segunda clase para tomar los quince minutos que nos daban de receso en la cafetería, me senté en una de las mesas alejadas y saque un libro de mi mochila para seguir leyendo en donde me había quedado.
—¿No comerás nada?
  El que me interrumpieran en medio de mi lectura siempre me molestaba, normalmente lo hubiera ignorado pero al sentir el olor a chocolate y café bajé el libro para mirarlo a los ojos. Tenía una pequeña sonrisa en su cara se veía algo nervioso por lo que le sonreí lo que lo animó a sentarce a lado mío.
—No tengo hambre. —Le contesté desviando la mirada atrás de él al sentir una mirada bastante insistente en mí. Me encontré con la pelirroja del otro día, ella rápidamente bajo la cabeza mirando al suelo y dio media vuelta para volver a entrar al instituto.
  La seguí con la mirada hasta que pasó la puerta que conectaba la cafetería con el instituto y luego volví mi atención al ojimiel que me miraba algo distraído pero eso no quitaba un pequeño brillo que se veía en sus ojos. Le sonreí nuevamente y cuando estuve a punto de volver a hablarle unas risas atrás de nosotros me interrumpieron.
   Voltee a ver a las culpables encontrandome con tres chicas con ganas de joder,  una rubia que usaba lentillas verdes y las otras dos de cabello castaño, tenían una sonrisa burlona que me hizo rodar los ojos.
—Mira Isabella los cerebritos juntos, ¿No es bonito? Los iguales siempre se juntan. —Su sonrisa se ensancho, yo las ignore y me di vuelta para encontrarme con el ojimiel mirando al suelo incómodo por la situación.
—Por lo menos tenemos cerebro. —Dije sin pensar.
  El ojimiel levantó rápidamente la cabeza mirándome sorpendido y tratando de retener la risa al ver la expresión de la chica atrás mío.
  Yo también ubiera querido verla.
—¿Quién te crees idiota? — Me giré para encararla, su celo se encontraba fruncido y yo le sonreí con burla logrando que bufara.
—Vuelve por donde viniste y deja de molestar ¿O es que acaso no tienes nada mejor que hacer? — La chica se enfureció más y me tiró su vaso de jugo con hielo en la cabeza, me levanté rapidamente del asiento apartando mi libro de mí y dejando lo en la mesa.
  Mi cabello quedó completamente empapado lo que provocó que me sudadera negra también se mojara.
  Las risas no tardaron en escucharse, molesta me giré para tomar el caso del ojimiel y tirarselo a la rubia que no logró correrse a tiempo para evitar ser mojada, ella dejó de reír para soltar un chillido y luego las risas se hicieron más altas, ella miró a todos con enojo para luego lansarce encima mío clavandome sus uñas en la piel de mi mejilla.
  Alcanzó a tirarme del cabello antes que alguien la sacara de ensima de mi y antes de que yo pudiera hacerle lo mismo, bufe y me levanté para ver a todos haciendo una ronda a nuestro alrededor y al ojimiel enfrente de mi sosteniendo a la niñata y de paso llevándose alguno que otro golpe, volví a bufar y rodé los ojos antes de salir de la cafetería para entrar al instituto.
  Me dirigí a mi casillero para sacar mi ropa de ahí y luego me dirigí al baño. Una vez allí moje todo mi cabello para evitar que estuviera pegajoso y me cambié de ropa en uno de los cubículos.
  Acomode un poco mi cabello antes de salir del baño y diriguirme a la última clase que me tocaba hoy.
  Me senté en la fila contra la pared en el penúltimo asiento, saque el libro que necesitaría para esta clase y supongo que como mi día había empezado no tan bien tenía que seguir empeorando.
  Su aroma a menta llegó a mi fosas nasales, traté de ignorarlo y fingir estar leyendo el libro de biología pero su aroma se hacia cada vez más fuerte hasta que lo sentí a mi lado.
—¿Este lugar esta ocupado? — Se estaba burlando podía sentirlo en su tono de voz, gruñi por lo bajo y me voltee para mirarlo. Si sonrisa me dejó aún más claro que se estaba burlando.
—¿Que haces aquí? — Le pregunté un poco mas brusca de lo que debería haber hecho.
El se sentó en el lugar al lado mío y dejo su mochila en el suelo para luego devolver su atención a mí.
—Te dije que no te librarias de mi.
  Iba a contestarle pero un olor a chocolate y menta me hizo olvidar lo que iba a decir y rápidamente lo busqué con la mirada hasta que lo encontré parado en la puerta mirandome con una leve sonrisa, bajó la mirada y caminó con la cabeza gacha hasta uno de los primeros asientos de la fila que estaba al otro lado del salón, se sentó al lado de la pelirroja...

Miranda ||BORRADOR||Where stories live. Discover now