Capitulo 2: Conociendo el Pasado- Presente

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No paraba de caer. Solo seguía y seguía sin un rumbo fijo. Tenía miedo, y mucho, pero solo una cosa lo superaba: la esperanza. La esperanza de poder enmendar todo el mal que había caído sobre París y el mundo y de salvar tanto a sus padres como a sus amigos, sin importar en que parte del tiempo terminara cayendo.
De repente una luz brillante la cegó, y luego de eso, oscuridad. Emma no podía ver nada, y esa no era la única cosa que andaba mal. Se sentía atrapada, como si estuviera encerrada en algún lugar. Intentó usar alguno de sus poderes, pero le fue inútil, nada pasaba. Su mente comenzó a generar una respuesta al momento en que la primera inspiración fue realizada. Un olor nauseabundo invadió las cavidades nasales de la chica dándole a entender que se encontraba en un lugar bastante sucio.
Cuando tuvo una hipótesis firme de en donde se podía encontrar tomó la iniciativa para confirmar sus sospechas. Empujó con todas sus fuerzas hacia arriba y la tapa que la mantenía encerrada se movió, dándole así la certeza de que se encontraba en un contenedor de basura.
La luz de la luna iluminaba tenuemente el ambiente, complementada por el brillo que emitían los faroles cercanos.
- ¿Podrías salir de encima mío?- sonó una voz que asustó por unos segundos a la joven Agreste.
Al moverse un poco pudo identificar de quien provenía.
- ¡Duusu!- gritó alegre al ver a su kwami con ella.
La mencionada voló rápidamente y se colgó del cachete de la chica, propinándole un fuerte abrazo. Ella, en señal de respuesta, la acercó más con su mano. Cuando el abrazo terminó ambas salieron del contenedor de basura y comenzaron a caminar cuidadosamente por el lugar investigando todo a su alrededor.
- ¿Crees que estamos en París?- Duusu preguntó con duda.
- Si, pero que sea de noche dificulta un poco el poder cerciorarnos de eso.
Las calles se encontraban totalmente vacías, por lo que la chica dedujo que debía ser de madrugada.
Continuaron con la caminata por varios minutos más hasta que se toparon con una casa muy grande y lujosa, una mansión, la mansión Agreste.
- ¡Si!- festejó Emma al tener la certeza de que se encontraba en su país natal.
Se acercó a la puerta para tocar el portero, pero antes de que pudiera hacer algo se detuvo a si misma.
- ¿No vas a llamar?- preguntó la kwami curiosa.
- ¿Y decir qué? ¿Hola soy la hija de Adrien Agreste y nieta de Gabriel Agreste y provengo del futuro? Vamos Duusu, al instante se reirían de mi y me echarían a patadas. No, tenemos que ir con el maestro Fu, él me dijo que lo buscara, que si creería en mi palabra.
Y así la chica prosiguió su camino sin percatarse de que un joven rubio y de ojos verdes, el cual no podía conciliar el sueño, la estaba observando desde dentro de la casa, intrigado sobre ella y su parecido con alguien a quien él recordaba.

Las cuadras resultaron agobiantes para la pobre Emma, la cual se encontraba sumamente cansada luego de la increíble pelea que había tenido en el futuro, pero igualmente continuó con su camino hasta por fin llegar a su objetivo.
Un poco asustada, llamó a la puerta del establecimiento sin saber si alguien respondería o que encontraría allí dentro. Esta se abrió lentamente, y ella ingresó con precaución. El lugar estaba obviamente -y un poco extrañamente- vacío en lo referente a personas, pero presentaba un sin fin de objetos relacionados con la cultura oriental. Ella comenzó a curiosear entre las cosas hasta que una voz hizo que saltara en su lugar.
- Por aquí.- la llamó desde otra habitación.
Con un poco de duda fué hacia el lugar de donde provenían el llamado. Al entrar su corazón se llenó de alegría al ver a un poco más joven maestro Fu.
Antes de que pudiera pronunciar palabra él habló primero.
- No sé quién eres, y no sé cómo llegaste aquí, pero mi kwami sintió dos miraculous exactamente iguales, y uno de esos está en tu posesión. Ahora, antes de que des explicaciones, siéntate,-señaló una pequeña silla- pareces muy cansada y tensa , yo prepararé un té para que puedas relajarte, y un buen café para mí porque son las tres de la mañana y no soy tan joven como para soportar esto.
Luego de hacer lo que dijo se sentó con Emma a platicar, y ella le relató todo lo sucedido con lujo de detalles... bueno, no con tantos detalles como para no alterar nada de la línea temporal. Al finalizar el maestro Fu se veía pensativo.
- Repasemos esto una vez más.- habló por fin- ¿Me estás diciendo que esta nueva fuerza del mal no tiene nada que ver con los miraculous o Hawk-Moth?
- Exactamente, es algo diferente y mucho más poderoso, ni siquiera sirvieron los poderes de mamá y pa- -se detuvo al recordar los gritos de dolor que habían realizado segundos antes de morir y una lágrima se escapó por su cara.
Fu se levantó de su lugar y abrazó a la chica para consolarla.
- Tranquila, podemos revertir la situación, por eso te enviaron aquí, ¿no?
Ella se secó con las mangas de su remera y asintió segura.
- No sé que o quién es ese poderoso ser,-comenzó a decir dejando salir un poco su rabia e impotencia- pero lo voy a hacer pagar por lo que le hizo al futuro.
- Y yo te ayudaré, pero primero necesitas urgentemente una buena ducha, hueles fatal.- se tapó la nariz provocando que la joven riera y se sacara esa tensión de encima- Mientras yo haré algo rico con lo que tengo para que puedas comer.
El maestro Fu la guió hasta la habitación de huéspedes para que se acomodara y bañara mientras él revisaba la heladera para terminar preparando unos sándwiches.
Luego de todo esto platicaron un rato más sobre el asunto del futuro hasta que el sueño se hizo presente en la joven. Emma cayó en la cama exhausta por todo lo que había vivido y durmió como si no hubiera un mañana, pero desafortunadamente para ella, lo había.
A la mañana siguiente se despertó por el olor a las velas aromáticas que se colaban fuertemente por su nariz. Se levantó perezosamente y fue hacia donde estaba el maestro. Éste se encontraba trabajando, por lo que decidió ir a la cocina y preparar un rico desayuno para ambos para cuando acabase con su labor. Al terminar con su cliente el maestro Fu se llevó una agradable sorpresa al encontrarse en su mesa unos ricos croissants con té. Una vez concluido el desayuno, el hombre le agradeció por el tan dulce gesto de la chica.
- Se nota que eres como tú madre.- le mencionó él bebiendo los restos de líquido que habían quedado de su té de manzanilla.
- Si, tanto usted como el resto del grupo siempre me lo dicen, o decían...-se detuvo a pensar un segundo y luego comenzó a hablar mientras gesticulaba con las manos- Esto de hablar en diferente tiempo me va a volver loca, porque todos están aquí, pero no ustedes ustedes... O sea, si ustedes, pero no... Dioooos.
Se tiró hacia atrás y largo un fuerte suspiro de frustración. El maestro Fu no pudo más que contemplar la escena con gracia.
- Hablando de "el grupo".-hizo el gesto de comillas con los dedos. Ella se reincorporó- No tengo idea de quienes son todos, pero ya con saber quiénes son tus padres he de decir que te voy a inscribir al instituto para que estés cerca de ellos.
Emma se iba a quejar, pero Fu la cortó con un gesto de la mano.
- Los tres son superhéroes, y por eso tienen que estar juntos. Además de que si este peligro se avecina, puede que vayan a necesitar de toda la ayuda posible, por lo que permanecer en las sombras sería ridículo.
Ella únicamente asintió a manera de respuesta.
- Igualmente hay que ser precavidos, eventualmente descubrirán que tú eres su hija del futuro, pero mientras más tarden en averiguarlo mejor, así podremos preservar el futuro intacto la mayor cantidad de tiempo posible.
Emma se rió.
- Maestro, dudo que se den cuenta de quién soy yo. ¿Acaso no los vió? Ni siquiera se pueden dar cuenta de que ellos son ellos. Papá me contó cómo se enteró de que mamá era Ladybug, y créame, falta un buen rato para que eso pase, así de despistados son.
Fu rió consciente de lo que decía la chica.
- Bueno,-se levantó de la silla en la que estaba sentado- ahora ambos tenemos cosas importantes que hacer.- le entregó dinero a la joven- Yo tengo que ir a inscribirte, y tú tienes que comprar cosas para poder estar cómoda aquí.
La chica Agreste asintió y tomó el dinero. Cuando ambos terminaron de ultimar detalles, tomaron caminos separados y cada quien fue a encargase de lo suyo.
La mayoría del día, y la tarde, pasaron con total normalidad. Emma recorrió la París de antes y se sorprendió al ver que en realidad muy pocas cosas habían cambiado. En el medio hacia paradas en diversos locales de ropa para poder comprarse algo.
Cuando vió que por fin tenía todo lo que necesitaba emprendió su retorno a la casa de Fu, pero no sin antes buscar algún lugar en donde comprar algo para comer, y ella sabía exactamente a donde ir.

La Viajera Del Tiempo (Miraculous Ladybug)Where stories live. Discover now