v e i n t i s i e t e

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Paris no se sorprendió al recibir la invitación de su madre menos de dos semanas después, como si esos pocos días hubiesen sido suficientes para organizar una fiesta de esa magnitud. Se llevaría a cabo en su casa en Daegu y todos sus amigos de Seúl viajarían desde allí para asistir. Apenas había sido capaz de ver a Sahara en ese tiempo porque su abuela iba a buscarla en su coche casi todas las mañanas para que la ayudase a escoger el salón donde se llevaría a cabo, la vajilla que usarían, los platillos de comida, la música, y otros detalles en los que la niña sabía que, en realidad, su opinión no contaba de mucho cuando era opuesta a la que su abuela tuviese ya en mente. Pero no la escuchó quejarse ni una vez. En cuanto regresaba tarde en la noche a casa, Paris la esperaba con los brazos abiertos, con la cena lista y una película o programa diferente en la televisión, y Sahara simplemente sonreía. No le contaba sobre lo que habían hecho en el día porque suponía que a ella no le agradaría escucharlo; sin embargo, su hija sí la buscaba cuando requería de su ayuda con respecto a cómo debía comportarse, sus modales, e incluso, su manera de caminar. Por más que la hiciese reír, a Paris no le gustaba ver a su niña de catorce años caminando de un lado para el otro con un libro en la cabeza para practicar su postura, en especial porque le recordaba a su propio pasado. Ella no es ningún animal que necesite amaestrarse, se molestaba en su mente. Pero, una vez que Sahara se entusiasmaba por algo de la fiesta o le comentaba lo bien que le había ido con su abuela, Paris estaba obligada a guardar sus pensamientos. Quizás ella pueda tener una relación diferente a la mía con eomma, se animaba. Sahara es una niña dulce y que es feliz haciendo a otros felices.

Sólo esperaba que esa fiesta no terminase en desastre.

No obstante, mientras se preparaba en su habitación para esa noche, el reflejo en el espejo no tenía una mirada convencida. Le habría gustado encontrar una excusa para no asistir. Tenía un mal presentimiento. ¿Y si se apretaba la mano en la puerta para evitarlo? Nadie puede enfadarse con alguien que está en el hospital, sopesó seriamente. Terminó de maquillar sus labios con un tono natural, acomodó su cabello en una cómoda coleta y, de mala gana, se colocó el vestido y las joyas que su madre le había conseguido para la ocasión el mismo día en que fueron a comprar el obsequio de Sahara. Tenía serias dudas sobre si todo se habría tratado de una táctica para lograr que le dijera qué vestir. Subió con dificultad el cierre de un vestido floreado de una pieza, ajustado a cuerpo, que llegaba hasta sus rodillas, con un escote redondo y mangas largas, y una incómoda flor blanca a un costado. Se veía a sí misma como una versión más joven de su madre y eso le provocó un escalofrío. Con la pulsera y collar de perlas tintineando al caminar, Paris tomó su bolso de mano, sus zapatos y se dirigió de regreso a su habitación, donde Sahara lidiaba con su atuendo. Aunque tuvo que contenerse para no soltar una carcajada.

Su hija, Bae Sahara, una de personas que más detestaba usar ropa formal y demasiado femenina, estaba en medio de su cuarto con un vestido de corsé de lentejuelas grises que se ajustaba a su torso con un escote en forma de corazón y strapless, y una falda larga hasta los tobillos de tul rosa pastel. Todavía no se había acomodado el cabello ya que lo llevaba atado ni estaba maquillada, y llevaba, como ella, los zapatos sujetos en una mano. ¿Esa en verdad era su niña de catorce años? Con aquella vestimenta que se ajustaba a su figura delgada y pequeña, le daba una apariencia mayor a la que tenía en realidad. Y ese pensamiento la aterró. No quería que nadie hiciese crecer a su hija antes de tiempo. Quería que disfrutara cada aspecto de su niñez y adolescencia de la manera que ella no pudo. Temía que, de lo contrario, alguien pudiese quitársela y llevársela lejos. ¿No era suficiente el miedo que tenía porque su corazón no soportase la presión?

- Eomma – la regresó a la realidad la voz de Sahara, quien se volteó a verla -, te necesito.

Ne, se animó para sus adentros. Todavía me necesita.

The one that got away [Yoon Gi - BTS]Where stories live. Discover now