v e i n t i s é i s

1.1K 113 6
                                    

Días después, todavía en vacaciones, Paris tuvo su segundo arrepentimiento por haber recurrido a sus padres en busca de ayuda por los gastos de Sahara en el hospital. Supuso que el primero – la llamada sobre las faldas – sería suficiente por, al menos, todo el mes, pero al parecer la mente de su madre seguía teniendo una manera diferente de trabajar y no aceptaba que nadie se tomase un descanso de sus insistentes molestias. Una vez que le habían otorgado la entrada, ella se encargaría de traspasarla la cantidad de veces que quisiese. Y, sin importar cuánto intentase ignorarla, aquella mujer siempre encontraba la forma de inmiscuir en su vida, cambiar las cosas y no darle siquiera un aviso. Por su lado, había creído que la presencia de Chuck la ayudaría a distraerse de esos temas que la disgustaban, pero si el cambio envolvía a su hija, no sería capaz de quedarse de brazos cruzados como si nada ocurriese. Debido a esa razón, cuando Sahara se apareció en la cocina una mañana con una mirada inofensiva, fingiendo pasearse por el cuarto mientras se acercaba lentamente, supo que el mal presentimiento en su estómago estaría por ser justificado. Era su hija, estaban conectadas, así que podía darse cuenta de detalles como esos. ¡Cuánto deseaba que le pidiese permiso para ir a una fiesta de motociclistas! La niña tomó asiento en frente de ella en silencio, como esperando que Paris fuese quien lo rompiera, pero prefirió no hacerlo. Tenía miedo.

- Eomma...

De mala gana, al escuchar que la llamaba, la aludida alzó la vista de las cuentas que debía pagar de ese mes y se acomodó las gafas. Trató de mostrarle su mejor sonrisa, para que no sospechase.

- ¿Ne, cielo?

- Yo... - Sahara se aclaró la garganta al mismo tiempo que ella apretaba un puño por debajo de la mesa, asustada. - Voy a presentarme.

- No es necesario, cariño – respondió, esta vez confundida, y devolvió su atención a los papeles -. Conozco tu nombre, fui yo quien lo eligió.

- Ani, eomma – negó, haciendo que la mirase de nuevo -. Voy a presentarme – le recalcó.

Sintiendo que su mal de estómago se intensificaba, Paris suplicó que sus palabras no estuviesen refiriéndose a lo que creía que podía tratarse y, dejando las cuentas a un lado, se cruzó de brazos y apoyó su espalda en el respaldo del asiento con el ceño fruncido.

- Al ass eo – dijo, asintiendo con la cabeza – Entonces, dime, ¿a quién vas a presentarte?

- A la sociedad.

Por favor, no.

- ¿De qué estás hablando? – fingió no comprender – Todos te conocen en Sannae-myeon.

- Sabes a lo que me refiero, eomma. – Sahara se sentó derecha, imponiendo su posición como desde que era niña, aunque con una expresión ansiosa. - A la abuela se le ocurrió hacer una fiesta para presentarme a sus amigos y, así, también podremos festejar mi entrada a la nueva escuela de Daegu.

Y, como si hubiese regresado en el tiempo, su madre de nuevo había encontrado la forma de hacerla sentir como si no tuviese el mínimo control sobre su vida. De nuevo, se convirtió en la niña de diez años que simplemente debía aceptar todo lo que sus padres le impusiesen. Pero ya no era esa misma niña. Era una adulta mayor de treinta años capaz de mantener y proteger a su propia familia, que era Sahara.

No obstante, tal como su madre había predispuesto, no podía sólo negarse a que su hija hiciese lo que quería porque creyese que estaba siendo manipulada. ¿Cómo explicarle que cualquier oración que comenzase por "A la abuela se le ocurrió" jamás podría terminar de manera beneficiosa para nadie? El que desconfiase de su madre no era algo que quería que Sahara aprendiese. Ella adoraba a sus abuelos – a pesar de todo – y siempre lucía entusiasmada cuando podían ir a verlo, aunque ocurriese una o dos veces al año. ¿Qué debía hacer? Su hija estaba observándola con sus ojos ansiosos, expectante por su respuesta, y lo único que Paris podía hacer era idear una respuesta que no la hiriese. Finalmente, decidiéndose por recurrir a su lado humorístico, la muchacha entrelazó sus manos sobre la mesa, inhaló una bocanada de aire y sonrió.

The one that got away [Yoon Gi - BTS]Where stories live. Discover now