v e i n t i u n o

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Habiéndose salvado una vez más de Yoon Gi, Paris todavía podía sentir su corazón latiendo como las alas de un colibrí a medida que se abría paso entre el tumulto de personas en dirección a la salida, aferrada con fuerza a la mano de su hija. Necesitaba paz y tranquilidad para poder pensar en lo que le diría a Sahara. Era obvio que lo había reconocido, nunca se había negado a mostrarle fotografías en el pasado porque quería que su padre tuviese un rostro, pero no creyó que volvería a encontrárselo tan pronto. Catorce años seguían sin ser suficiente para poder prepararse mentalmente a la idea de verlo de nuevo. Ninguna cantidad de años será jamás suficiente, reconoció para sí misma. Y el ataque de ansiedad que estaba sufriendo era una prueba de ello. Por mucho que ambos hubiesen cambiado en ese tiempo, ¿cómo era capaz todavía de hacerla sentir como si tuviese diecisiete años?

El muchacho desgarbado y despreocupado del que se había enamorado ahora era uno de los mejores doctor de Daegu. Doctor. Ni siquiera podía odiarlo por haber cumplido su sueño antes que ella. Pero, ¿qué había pasado con su futuro como músico? ¿Qué lo había hecho cambiar de opinión? Tenía tantas preguntas, las dudas sólo seguían apareciendo en su mente. Sin embargo, sabía que no tendría respuestas, y mucho menos después de haber escapado como una cobarde. Lo había dejado allí de pie, habiendo descubierto la existencia de Sahara. ¿Qué pensaría sobre ella? ¿Sabría darse cuenta? ¿O creería que se había acostado con otro sujeto en cuanto ellos terminaron? Él no creería eso de mí, quiso convencerse a sí misma. Aunque le habría gustado sentirse más segura.

- Eomma – la despertó el sonido de Sahara.

Estaba cruzando el umbral de la puerta y ambas estaban de pie en la acera de afuera cuando Paris se giró para enfrentarla. La niña tenía los ojos húmedos pero no lloraba, ni tampoco lucía triste. Más bien, parecía aliviada. ¿Estaría feliz de haber conocido a Yoon Gi, al menos por un instante?

- Ese hombre era tu padre – fue lo único que la muchacha pudo decir.

- Eomma, no soy la más lista de mi clase – admitió la aludida, sonriéndole a medias -, pero creo que puedo reconocer fácilmente a mi progenitor.

- Ah, mianhae.

Intentó disimular sus nervios y pudo sentir cómo Sahara le daba un apretón en la mano.

- ¿Estás bien?

- Ne, es que... no estaba preparada, es todo. – Inhaló una larga bocanada de aire, llenando sus pulmones, y miró hacia el cielo. – Nunca creí que nuestro reencuentro sería así. Que patético.

- No es patético – la cayó ella -. Si appa supiera todo por lo que pasaste para llegar a donde estás, entonces él se sentiría avergonzado. No tienes idea de lo asombrosa que eres, eomma.

- Lo soy, ¿verdad? – Dejó escapar un suspiro y se llevó una mano al rostro. – Eres tan madura, ¿de dónde sacaste esos genes?

- Definitivamente no de ti – bromeó.

Amenazaron con seguir su camino hacia el coche, olvidando el hecho de que Ji Min, Tae Hyung y Jung Kook todavía estaban adentro, pero se detuvieron al oír una voz llamando su nombre. Paris la reconoció al instante y todo su cuerpo se tensó. Ahora sigue el temido reencuentro familiar, pensó, y se volteó para descubrir a sus padres caminando hacia ellas con las barbillas en alto.

- Estamos muy felices por ti, Paris – habló primero su padre, y le extendió un sobre blanco en su dirección -. Ten, aquí tienes tu regalo de graduación.

- Appa, no es necesario – respondió.

¿Cómo es que no podía acostumbrarse a que su familia le diese dinero? Con los años, se había acostumbrado tanto a ser la única que proveyera para su hija que le resultaba insólito que las personas le obsequiasen dinero. Quizás su orgullo jugaba un importante papel en ese hecho.

The one that got away [Yoon Gi - BTS]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum