Especial Enif: Parte 4 Final

57.6K 2.3K 813
                                    

Busqué a Orión y no paré hasta encontrarlo.

—Sé que uno de los ancianos líderes es tu abuelo, y ha de estar tan amargado, que imagino que ha de ser el que esté pensando en mi castigo. Necesito que abogues por mí —le dije, a lo que él me miró con molestia—. Pídele a los ancianos que no me destierren.

—¿Por qué haría eso? —se burló cruzando los brazos—. Tú y esa cosa que llevas en el vientre se merecen desaparecer y dejar a tu familia con esa mancha. No puedo creer que, sabiendo que era prohibido, fueras a hacerlo.

Apreté los puños.

—¿Y tú qué? Para que sepas, no me iré sin antes gritar a los cuatro vientos que fuiste tú el que me llevó a escuchar esa charla. —Frunció más el ceño, preocupándose—. Qué vergüenza que un honorable guerrero haya escuchado algo prohibido.

—No te van a creer.

—Tengo un testigo. Creo que sabes que tu pequeño pupilo Altair nos estaba escuchando bien escondido, ese día que discutimos.

Apretó los labios y resopló dando un par de pasos de un lado a otro.

—Como quieras, pero te aseguro que la mancha del deshonor no se va a ir.

—No me interesa, solo quiero que mi bebé no muera en el bosque.

Gruñó.

—No puedo creer que arruinaras tu vida y tu honor por un capricho. Eres una irresponsable.

—Arturo no es un capricho —refuté—. Siempre sentí algo muy fuerte por él, y él siempre me trató muy bien. —Sus cejas tensas se soltaron apenas, pareciendo que había entristecido, pero al segundo volvió a su expresión de enojo—. Y me disculpo por no haber sido capaz de decirlo antes, pero me sentía atrapada. Lo siento...

Bajó la vista.

—Pues no te perdono. Acepté mi unión contigo porque... —Resopló—. No importa. Me has dejado en vergüenza.

Tragué saliva con dificultad.

—Orión, ¿acaso tú...?

—Más te vale que no menciones que yo te llevé, o no tenemos trato. —Y se alejó.

Quedé en silencio. No entendía ahora, si él sentía algo por mí, ¿por qué no se preocupó por hacérmelo saber? Aunque fuese con acciones. Por otro lado, odiaba tener que ser presa de un chantaje así, pero ya no debía ver por mi bien, sino por el de mi hijo.


***

Arturo había querido verme, pero al parecer sus padres no le habían dejado. Se había escapado de su casa, pero mis padres tampoco lo dejaron entrar.

—No puedo creer que tenga la desfachatez de venir —renegaba mamá—. Después de haberle hecho ese daño a mi hija.

—Madre, silencio —gruñí, a lo que ella se sorprendió—. Este bebé también tiene tu sangre. Tiene la mía, y no entiendo por qué ves eso con tan malos ojos. No entiendo por qué se refieren a él como un error, un daño, o una "cosa".

Ella bajó la vista un segundo y volvió a verme.

—Disfrazar tu error con esas palabras no te sirve de nada. Es lo que es. Un error.

—Bien. Es un error, como sea, pero lo quiero. Siempre he hecho todo lo que ustedes pidieron, acepté mi unión con alguien a quien no quería al lado por ustedes. Ahora que tengo algo que resultó de una acción que yo misma decidí hacer, es especial. Lo quiero, y si ustedes no, pues lástima.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora