Especial Enif: Parte 2

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—Qué bueno que llegas —dijo mamá. Estaba entregando a Orión una taza con avena—. Sabes que el joven me ha dicho que se unirán en la siguiente fecha en la que todos lo hacen.

Iba a ser en unos meses. Mi estómago ya estaba endurecido desde hacía un tiempo, y un par de días sin ver a Arturo luego de observarle aceptar su futura unión con esa joven.

—Sí. Bueno, debo ir a la fogata, ya saben. Papá está dejando a los animales en el almacén, ya viene.

Yo debía danzar con otras chicas alrededor de la gran fogata frente al lago.

—Claro. Ve.

—Pero no tardes —pidió Orión.

—¿No irás?

—Ya te he visto bailar antes. No dura mucho además. —Se puso de pie—. Gracias por la avena. Debo ir a cuidar la entrada sur.

—Gracias por visitar, joven Orión —respondió mamá.

Miré al techo con molestia y salí siendo seguida por él.

—Vamos por ahí.

—Sí.

—Finalmente dejé de recibir quejas de los agricultores —comentó con cierto orgullo. Fruncí el ceño—. Me dieron algunos vegetales como agradecimiento. Eso pasa cuando conoces el lugar de cada criatura.

—Conozco el lugar de cada criatura, créeme.

—Por cierto, supe que Arcturus ya tiene una unión pactada. —Crucé los brazos y apreté mis antebrazos con mis manos—. Ya era hora, me estaba preocupando que se quedara solo, qué vergüenza. No es que le llovieran propuestas como a mí.

—¿Te llueven propuestas dices? —me burlé.

—¿Te sorprende? No debería, si sabes que soy de lejos la mejor opción por aquí.

—Sí me sorprende.

—¿Te molesta?

—No. —Me encogí de hombros y él pareció decepcionarse de que no me pusiera celosa o algo así—. Para empezar, es raro que otras quieran acercarse, porque todos saben de nuestra unión. Y segundo, hay muchos guerreros en tu grupo que no tienen propuestas y no las tendrán porque todos saben que son ellos los que deben ir con la propuesta. Al menos eso es lo usual, ¿o me equivoco?

Tensó los labios y cruzó los brazos también.

—Me voy.


Ya en la orilla del lago en donde se alzaba el fuego de la fogata hasta lo alto, algunas chicas se preparaban, así que lo hice, ya sin sentido. Las cosas habían estado perdiendo color y sabor con el pasar de los meses. Desde los últimos años, que las personas empezaron a verme como a una mujer y ya no como a una niña, por lo que criticaban cada vez más seguido.

El recuerdo de uno de esos rumores en los que mencionaron haber visto a Arturo conociendo a esa joven me hizo resoplar con pesadez. Di un giro rápido tratando de seguir la coreografía como las otras chicas, pero me era difícil concentrarme.

Cuando lo vi entre los que nos observaban danzar, sentí que mis mejillas se tibiaron y otra leve molestia surgió. Fruncí el ceño y le retiré los ojos para seguir con lo mío, sin corresponderle su leve sonrisa.

Él siempre había dicho que no faltaría a ninguno de mis bailes y me molestaba que ahora lo siguiera cumpliendo a pesar de que debía estar con la chica para conocerla más y tener una buena unión en el futuro.

Di un par de palmadas y volví a girar, pero como estaba distraída, me llegué a tropezar con una de las mesas cercanas con bocadillos de los cocineros del pueblo y algunos exclamaron recatadamente.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora