CAPÍTULO 24

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-¿Y ahora qué harás?- Denisse y yo empezamos a caminar sin rumbo llevo en mi mochila el diario de Sarah, estoy nerviosa y ansiosa por leerlo.

-Por lo pronto revisar el diario de Sarah todo el diario tiene las respuestas yo creo que después iré a ver a madame Magda una bruja que lleva este caso para saber que prosigue.

-Si necesitas más de mi ayuda solo dime...- Quiere decirme algo más pero no lo hace.

-¿Algo más que quieras decirme?- La ínsito.

-Si... quiero acompañarte a ver a la bruja esa yo quiero... quiero platicar con Sarah pero antes me gustaría saber todo lo que sabes y sobre todo como contactaste a Dylan.

-Es una historia larga de contar que te prometo te contare por lo pronto hay que ir a casa y nos vemos ¿no sé? ¿Pasado mañana? Concretamos bien la hora y el lugar ¿te parece bien?

-Excelso.- Suena entusiasmada.

Luego de un rato cada quién se dirige hacia su casa.

Llego y quiero ir directo a mi habitación pero mi mamá me detiene en seco.

-Katherine ya estás en casa.- Su tono de voz es seria.- Necesito que me acompañes al despacho tu padre y yo necesitamos hablarte de algo.

La sigo sin decir nada ¿Qué pasara?

-Hija, toma asiento por favor.- Mi padre está en su escritorio tomando un café.

-¿Qué ocurre? ¿Está todo bien?- Estoy un poco alarmada.

-¿Qué es lo que sabes?- Pregunta mi madre directamente.

Analizo hasta que caigo en la cuenta de lo que están hablando.

-Sé más de lo que ustedes saben.- Mi madre se pone al lado de papá y se tapa los ojos con sus manos, no me detengo y continuo.- ¿Por qué no simplemente me lo dijeron? Tuve que buscar por mi propia cuenta respuestas que ustedes no me dieron, les pregunte y no me dijeron nada así que si, sé más de lo que ustedes creen.

-¿Qué tanto? ¿Qué es lo que sabes?-. Empiezo a levantarme para retirarme.

-Si quieren saber averígüenlo ustedes como yo lo tuve que hacer.

-No jovencita, nos vas a decir lo que sabes no quieras sentirte una niña rebelde porque no lo eres.- Dice mi padre y se levanta de su silla.

-Muy bien sé lo siguiente: mi donante se llamaba Sarah Adams tenía la misma edad que yo, se suicidó o al menos es lo que sé hasta ahorita, la he soñado y lo más importante y lo que más me ha dolido es que ustedes hayan forzado su muerte por medio de hechizos.- Cuando digo esto último ellos se quedan más callados de lo que ya estaban, mi madre empieza a llorar.

-Lo hicimos por ti, no queríamos perderte.- Exclama mi padre.

-Pues hubiera preferido morir, lo que hicieron fue algo malo y eso estuvo mal.- Estoy molesta tan molesta que siento que hasta la sangre me hierve.

-Entiende que no queríamos perderte, no queríamos perder a nuestra única hija.- Mi madre se empieza a acercar para tomarme de las manos pero yo me alejo antes de que lo haga.

-Desde hace mucho se los quería decir pero no tuve oportunidad pero ahora que me la dieron les diré que me han decepcionado por completo.- Con eso doy por concluida la conversación y me retiro a mi recamara.

No sé si llorar o enojarme con ellos por lo que hicieron.

Me tumbo en mi cama y lo único que hago es meditar detenidamente y no me había puesto a pensar que si mis padres no hubieran hecho aquello Sarah seguiría con vida.

Un corazón que late por dos - [𝑬𝑵 𝑪𝑶𝑹𝑹𝑬𝑪𝑪𝑰𝑶́𝑵]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora