5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (IV)

51.2K 2.9K 182
                                    

«Bien—pensó— no puedo permitirme abandonar ahora, Noelia esta herida y Matías confía en que vuelva».

La joven muchacha de ojos esmeralda, se incorporó a la vez que ajustaba la colita de su cabello; Luego, se dio dos palmadas en la cara con la intención de espabilarse y prepararse mental y físicamente, para enfrentar la gran masa de zombies que se encontraban esparcidos por todo el exterior del edificio.

«Piensa, Samantha ¿Cómo salgo de esta? Son demasiados y sentirían mi presencia enseguida—meditó— teniendo en cuenta que cuando salí anteriormente, me encontré con dos de la clase gigante, y también no hay que olvidarse de los dos rápidos que mataron a Fernanda, y que deben seguir por ahí».

—Mierda.

La situación estaba difícil, muy difícil para que una sola persona pueda encararlo. Sam llevaba el peso de la muerte de Fernanda en sus hombros, y ahora se sumaba la responsabilidad de traer ayuda para Noelia, quien se encontraba mal herida, y por más que lo repasara una y mil veces por su mente, no tenía idea de cómo poder escapar de la horda de zombies que se encontraban fuera, rodeando ambas salidas de la calle; contaba con su pistola Beretta modificada, la cual no había tenido oportunidad de usar todavía, de un diseño particular, de color rojo en la parte superior, con unos detalles dorados en los bordes, que había conseguido robándole al misterioso muchacho de la ruta.

« ¿Qué será de ese chico?—se preguntó, olvidándose por un momento del resto de sus problemas—, espero que siga vivo, todavía me da un poco de pena haberlo dejado ahí sin mucha ayuda, debió sentirse muy mal».

—No espera, Sam ¿Qué estas pensando ahora? Tienes cosas más serias en que enfocarte— se dijo a sí misma en voz alta. Luego soltó un largo suspiro llevando hacia atrás su cabeza.

«Dios... que silencio—dijo interiormente, y casi un segundo después sintió un leve pinchazo en la boca del estomago, su piel llego a erizarse y una duda se implantó como fuego en su cabeza, una duda tan evidente que se sintió muy estúpida de no haberse percatado con anterioridad—, ¿Silencio?, ¿Por qué todo está tan callado?»

La joven pegó su oído en la puerta de madera que separaba el ascensor del pasillo del vestíbulo, en un intento de oír aunque fuese un mísero quejido de aquellas bestias. Pero no escuchó nada.

Con su arma en mano, decidió finalmente salir del claustrofóbico lugar donde se refugiaba. Abrió lentamente la puerta, para observar un poco el panorama, y al no ver nada se animó a seguir su camino; cruzó por el vestíbulo nuevamente, tratando de sortear los cadáveres que había matado. Y al llegar afuera un escalofrió invadió su cuerpo, no estaba segura de que sentimiento debería aparecer en esta situación.

Se alivió al no ver a la gran masa de zombies que rodeaban el lugar, había muchísimos menos, quizás ocho o nueve deambulando, pero que no merecían la pena su atención. Era demasiada la suerte que tenia, por lo que también sintió un poco de miedo; pero no era ahora el momento para razonar, las cosas pasaron por alguna divina razón, pero su prioridad estaba primero, y esa era Noelia.

Comenzó a correr en dirección a la guarida de la nación Escarlata, corrió tan rápido como sus piernas eran capaces; Recordó ataño, en la escuela secundaria, ella era la más rápida de su clase, inclusive más que los chicos. Participaba en distintos concursos de atletismo, correr era su vida, le encantaba la sensación del viento deslizándose por su cara; mientras más rápido podía correr, más se entusiasmaba la joven oji oliva.

En un apocalipsis, el correr es algo primordial para escapar de situaciones peligrosas; Incluso notaba que con la ayuda de la adrenalina activa en su organismo, las carreras podrían llegar a niveles altísimos; siempre se preguntó si era esa la razón de la famosa "Corrida de toros", y en un rincón muy profundo de su ser, le hubiese gustado haber participado de dichas corridas.

Z El Señor De Los Zombis (Libro I) Versión ClásicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora