2. ¡¡Corre!! (II)

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—Corre, mierda... ¡¡Corre!!

Inmediatamente, consumidos por el miedo y movilizados por la adrenalina que recorría cada rincón de sus cuerpos, ambos chicos emprendieron una veloz carrera, nuevamente hacia la plaza, en dirección contraria al monstruo.

Rex se desvió un poco para recoger su arma, y reanudo el paso tras su compañero. El gran Zombie al verlos frunció el seño y echó un desgarrador grito, seguido de eso se llevo el poste de la señal de transito a la espalda y de un movimiento rápido, lo arrojo fuertemente, directamente hacia los dos jóvenes en fuga.

Rex mientras seguía corriendo, al escuchar el grito instintivamente miro hacia su retaguardia y pudo ver como el letrero volaba girando en dirección a ambos, rápidamente si pensarlo dos veces empujó a Zeta hacia un lado haciendo que este cayera girando sobre sí mismo emitiendo un leve gemido de dolor y seguidamente se tiro al suelo arrastrándose de costado.

El poste pasó muy cerca de él, pero solo lo rozo, impactó en el asfalto, reboto estrellándose con varios Zombies más adelante y terminando su recorrido en una vidriera, haciendo un tremendo escándalo al partirse.

Ambos jóvenes alzaron la cabeza con un gesto de miedo y preocupación en sus caras, y pudieron observar como todos los Zombies de la zona se perfilaban en su dirección. Ya los habían localizado.

Rápidamente, casi a la vez se incorporaron y prosiguieron a correr a toda velocidad dirigiéndose a los Zombies en la plaza. Eran ellos o el gigante, la opción era obvia.

La horda al sentir sus presencias de aroma a carne fresca y sangre caliente brotándole por sus poros, comenzaron a seguirlos intentando llevarse un buen manjar.

Al mismo tiempo, el Zombie gigante comenzó a moverse, emprendió un lento trote que gradualmente por cada paso que daba, fue aumentando su velocidad considerablemente, debía pesar unos quinientos kilos, pero se movía con extrema agilidad.

A su vez ambos jóvenes pasaban a través de la gran horda que los acechaba intentando darle caza, pero los chicos eran más rápidos, los esquivaban ágilmente o bien los empujaban para que no estorbasen, de todas formas ninguno se animaba a usar las armas, su prioridad máxima en este momento era guardarlas para el monstruo gigante.

Siguieron corriendo y pasaron de largo la gasolinera, cuando en ese momento, de repente, se escucho grito aun más fuerte que el anterior, era mucho más agudo e increíblemente dañino para los oídos, los dos chicos no pudieron evitar soltar un gemido de dolor llevándose las manos a la cabeza.

Zeta no pudo ver con exactitud la providencia de aquel irritante sonido, pero no tenía ninguna duda de que se trataba indefectiblemente de una parca, en seguida trato de pensar un plan que los sacara rápidamente de ese aterrador apuro.

Observó en la manzana de en frente, había una puerta de madera, a la segunda casa a la izquierda, a simple vista parecía un almacén y las persianas de la ventana eran de metal y estaban cerradas, es la oportunidad perfecta pensó, solo debía tumbar esa puerta y encontrar la manera de ganar tiempo para idear una idea mejor que esa.

Zeta hizo una señal a Rex indicándole que se dirigiera a ese lugar, este asintió con la cabeza indicando la aprobación del plan. Justo en ese momento, el gran Zombie que los perseguía bramo un gruñido feroz y dio un gran salto ascendiendo fácilmente unos siete u ocho metros del suelo y se dirigió rápida y peligrosamente hacia los chicos.

Zeta sin perder más tiempo tomo impulso, se esforzó el mismo en aumentar su velocidad, las piernas ya le pesaban sentía que le quemaban, no podía correr más rápido por mucho tiempo... y se lanzó.

Aterrizo contra la puerta golpeándola con su hombro y parte del brazo y esta cedió y el chico cayó al suelo y se arrastro por inercia golpeándose fuertemente con el muro.

Z El Señor De Los Zombis (Libro I) Versión ClásicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora