CAPITULO 7: "Game Center"

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Cuando el tiempo se cavó y la maquina le dio veinte boletos (la mayor cantidad dada por el juego) el me miró con superioridad. Una expresión que me hacía querer golpearlo en la cara solo para quitársela.

― No te creas mucho ― dije negando con la cabeza y dedicándole una sonrisa ― Es de los juegos más sencillos, por eso da pocos boletos.

Busque con la mirada un juego más interesante, esperando encontrar algo que no estuviera a la talla del chico, que lo dejara completamente humillado.

Los chicos de la clase A eran conocidos por sus habilidades súper random, como tocar instrumentos que nadie conoce o practicar deportes muertos. No me sorprendería que tuvieran una clase para invocar demonios o levantar cosas con la mente.

Opte por un reto físico.

― ¿Qué te parece ese? ― dije señalando la máquina de vencidas ― ¿Has visto el diario de la princesa? Es hasta poético.

― ¿De qué princesa? ― preguntó confundido viendo hacia donde yo le señalaba ― ¿La de España?

― Genovia ―Respondí riendo.

― Lo estas inventando ― se cruzó de brazos y me miró con suspicacia ― Estoy seguro que no existe ese lugar ¿Y por qué vería su diario?

― Son libros que se volvieron películas ― Golpee su brazo, tome la tarjeta y camine hasta la máquina porque él no parecía conocer nada del tema ― Solo olvídalo.

Nos acercaos a la maquina roja con luces brillantes en azul. Había un asiento para el competido y una mano de plástico en la mesa para competir contra ella.

Metí la tarjeta y jugué con la pantalla para poder elevar el nivel del juego y que el lloriquera un poco. Le movía velozmente para que no diera cuenta mientras él miraba con horror el brazo.

― ¿Cada cuando lo desinfectan? ― preguntó con una mueca ― Las personas meten sus manos en todas partes y si luego tocan ahí ― su mueca se intensifico.

― No lo sé ― dije encogiéndome de hombros sin darle la importancia que él quería ― Supongo que cada que el vómito ya es muy visible.

Sonreí al ver su horrible gesto, parecía querer escapar de ahí.

― Deberíamos llamar a salubridad para que ellos...

― Cierra la boca y juega ― dije parándome del asiento y de un jalón obligándolo a tomar el lugar. El no parecía muy convencido ― ¿Tienes miedo? ― sonreí ― Si es si solo dilo, lo tienes que poner escusas.

― Claro que no ― dijo de inmediato, la pantalla más grande, enfrente, alarmó en rojo que el juego comenzaba.

― ¿Estás listo? ― preguntó la voz robótica ― él puso su mano derecha con la del juego para jugar, la voz y la pantalla comenzaron a hacer una cuenta regresiva al mismo tiempo hasta que sonó el timbre del comienzo.

La máquina comenzó a moverse y no tomó mucho tiempo para que Dylan fuera humillado.

― Eres muy débil para mí ― dijo la máquina ― ¿Por qué no vas a jugar con carritos?

Comencé a reír descaradamente mientras el miraba con enojo el brazo.

― ¡Esto esta roto! ― Exclamó sin lógica, lo que me hizo reír aún más, complacida con el resultado.

― No está roto, solo eres débil ― me burlé ― Quizás podamos volver al juego de las pelotas ― señalé al lugar en el que estábamos antes ― No necesitas fuerza para ese.

― ¡Solo me tomó por sorpresa! ― se excusó ― Lo intentare de nuevo.

Le sonreí.

El rubio seleccionó "jugar de nuevo" en la pantalla antes de concentrarse totalmente en su enemigo imaginario.

Educando a la futura princesa  (Re-subiendo)Where stories live. Discover now