CAPITULO 39: "La hoja de la reglas"

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OSIRIS BANNETT

Oprimí la pluma más en hoja de mi libreta haciendo gabatos que rompían por donde pasaban, Bastet estaba exponiendo el tema express que nos había asignado el profesor unos días antes, junto a Gray y Juan.

La voz del pelinegro sonaba en todo el aula, pero no dirigí mi mirada hacia ninguno del frente, solo veía mi libreta y las línea que hacia sobre ella, si alzaba mi mirada a la izquierda vería lo embobado que estaría Dylan con Bastet, seguro sonreía mientras la miraba.

No me molesté en ver eso tampoco, pero me ponía ansiosa el solo pensar que él había desarrollado sentimientos por ella, que habían creído que estaban comprometidos, que solo amenazándolo había aceptado su compromiso conmigo.

Solté el aire que estaba conteniendo y me tranquilicé, alejando la pluma del pozo que estaba haciendo en la hoja, traté de pensar en los jardines de la casa en Calais, en mi habitación....

No. En eso no.

El jardín.

Las flores en primavera o la nieve en invierno.

En verano.... No, verano no.

Otoño. Las hojas en otoño y las luces de la ciudad, en el mar...

No, el mar no.

Aspiré y me repetí nuevamente:

"Prohibido perder la calma, Regla 5: Osiris tiene prohibido perder la calma"

Subí la mirada, ya más tranquila hasta la pizarra, deje mi pluma a un lado y cerré la libreta.

Me topé con los ojos desinteresados de Gray y lo vi mostrar por unos segundos fastidio.

Trague saliva y volví a tomar aire.

― Quizas si le lanzas un beso seas menos obvio ― escuché murmurar a Mikaru, y ambos fingieron que yo no escuchaba nada de su plática.

― ¿Te atreves a hablar de obviedad?

― ¿Son conscientes que la prometida del príncipe está aquí? ― les pregunte inclinando mi cabeza hasta ellos.

Me miraron con incomodidad antes de erguirse y volver a una posición perfecta, digna de una corte. Mikaru no había mostrado ni una pisca de simpatía o ganas de una buna convivencia, tampoco es que lo esperara, pero al menos, me gustaría un poco de respeto.

Cuando me levanté de mi asiento al terminar el día de clases, esperé a que Dylan caminara conmigo, Mikaru y Oliver habían decidido irse por su lado de inmediato y como desde que llegue, el ambiente estuvo cargado de mutuo resentimiento.

Al llegar al palacio, simplemente se fue por el pasillo de la segunda planta en dirección al ala oeste del castillo, hacia su habitación, yo tomé otro rumbo sin mirarlo siquiera.

Fui al salón de baile de la planta baja, Agatha estaría esperándome ahí como todos los días desde que llegué al país. La adulta de pelo oscuro y expresiones duras me examinó al entrar.

Me incliné para mostrarle mis respetos y deje mi bolsa con sumo cuidado sobre un perchero, el amplio salón siguió mis pasos con su eco.

― ¿Cómo te fue hoy?

― Perfectamente ― le respondí con la voz más calmada y dulce que pude sacar.

Agatha ha estado enseñándome todo lo que se necesita para ser una princesa y reina, desde que tengo memoria. Desde entonces había vivido en una enorme casa en Calais, Francia. Encerrada ahí sin poder ver más allá de los muros que limitaban la propiedad, con una lista de reglas que tenía que seguir a la perfección, esperando pacientemente a que mi destino llegue para cumplirse.

Educando a la futura princesa  (Re-subiendo)Where stories live. Discover now