CAPITULO 41: "Salida en grupo"

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BASTET BANNETT

Caminé por el pasillo de la mansión con colores crema, los pisos pulidos hacían sonar mis pasos volviéndolo eco en el espacio.

En mi mente estaba contando las puertas para entrar a la correcta. Cuando la indicada apareció en mi vista no dudé en abrirla de inmediato, una alta y ancha puerta de roble me llevó a una habitación apenas iluminada por el sol de la mañana.

El sonido de mi abrupta interrupción alertó a los ocupantes, dos chicos se levantaron de la cama aterrados y sus miradas se detuvieron en mi.

― ¡Carajo! ― Exclamé sorprendida por la escena, dándome la vuelta de repente para darles la espalda e intimidad.

La puerta ya estaba cerrada y no sabía si debía abrirla y salir corriendo o lanzarme por la ventana y no volver.

Mikaru y Oliver estaban en la cama del primero abrazados hasta mi llegada, con el torso desnudo hasta donde alcancé a ver.

― Ustedes no pierden el tiempo ― mi sonrisa fue por la vergüenza de la situación.

― ¿Qué diablos te pasa? ― preguntó a gritos la voz de Mikaru.

Escuché un gran soplido y el sonido de la cama al amortiguar el golpe de un cuerpo contra ella.

― Mierda, crei que habíamos sido descubiertos ― La voz de Oliver me hizo avergonzar más por mi interrupción.

― ¿Podrían estar presentables? ― pregunte a lo bajo.

Escuche los pasos de los chicos moviéndose.

― ¿Quién carajo te dejó pasar? ― La pregunta venia del más bajo, pero sabía que aún no podía voltear.

― Una empleada, por órdenes de tu madre.

― Imposible, ya no eres relevante para mi madre.

Sonreí y rodé los ojos al recordar lo que había pasado.

― Quizas entendieron erróneamente que yo era Osiris.

― Cool, juego de gemelas ― La probación de Oliver hizo más graciosa la idea ― Oye, tomaré ropa interior de tu armario.

Sabía que esas palabras no eran para mí, pero me hicieron pensar en que los había encontrado más expuestos de lo que había pensado, y me sonrojé por la vergüenza.

― Me impresionan chicos, en serio ― Solté una péquela risa ― Rápidos y furiosos, a lo que van, nada de perder el tiempo.

― Cierra la boca y dime ya porque estás aquí.

La voz de Mikaru sonó más cerca y sus pasos se detuvieron por lo que imagine que ya estaba vestido.

Voltee despacio a ver otra vez hacia el interior de la habitación, aun con la guardia en alto por lo que podría ver ahí.

Mikaru tenía una camisa abotonada solo hasta el pecho, estaba arrugada y desacomodada, impropio de su perfecta apariencia de siempre, su pelo estaba revuelto y usaba unos pantalones holgados oscuros. Se encontraba descalzo y adormilado, Oliver no estaba a la vista por lo que supuse que estaría en el baño o armario.

Le sonreí y subí y bajé las cejas con picardía, aunque actuaba como si no le importara sus mejillas estaban coloradas.

― Empiezo a pensar que esta relación se está volviendo de tres ― me dijo con media sonrisa ― No paras de estar metida.

― Mi don mi maldición ― solté riendo.

― ¿Y porque estás aquí? Interrumpiendo nuestra agradable mañana.

Educando a la futura princesa  (Re-subiendo)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ