14.- Negro

282 54 41
                                    

Dos toques.
Luego cinco.

Y después Rin perdió la paciencia, de modo que se alejó un par de pasos para mirar hacia la ventana del segundo piso que daba hasta la habitación de Haruka.
No entendía por qué se tardaba tanto en abrirles, y empezaba a preocuparse.

Durante la mañana, le había estado llamando un montón de veces a su celular sin obtener respuesta, de modo que pasó a contactar a Yamazaki, quien consiguió el mismo resultado.
Sin embargo, eso no era extraño. Haruka, a pesar de que era un policía, rara vez atendía el teléfono... pero al mismo tiempo, había un cierto mal presentimiento que empezaba a alojarse en ambos al no tener noticias de ése pelinegro problemático.

Sousuke chasqueó los dientes, molesto por los pensamientos en su cabeza, e hizo a un lado al pelirrojo para pasar él mismo y abrir la puerta de la casa sin pedir permiso ni avisar, como siempre hacía.
Y por supuesto, lo que encontró al entrar no le ayudó, para nada.

Vacío.
Por completo.

Había pequeñas cosas fuera de su lugar, como el periódico de la semana pasada y esos tenis que Haru usaba para correr, además de sus llaves.
Sin embargo, el silencio de ahí era más preocupante que cualquier otra cosa.

Rin entró también, mirando alrededor, y sintiendo que su angustia crecía conforme sus pasos lo llevaban más dentro de la casa, a pesar de que, además de las cosas que ya habían visto, no se encontraban con ningún otro indicio de problemas.

Sousuke, por su parte, dejó que Rin siguiera moviéndose por la casa mientras que él se quedó en la sala, mirando todo.
Tenía algo en el pecho... algo que le punzaba, que le hacía sentir incómodo. Y no entendía por qué.
Sus ojos aqua se movían de forma ansiosa, como si quisiera devorar todo, como si buscara desesperadamente algo, algo que le dijera que todo estaba en orden, que Haru sólo había salido de casa para distraerse, que seguramente estaba en ése club de natación que solía frecuentar cuando tenía tiempo y necesitaba pensar.

Sin embargo, su precaria calma se vino abajo en cuanto escuchó a Rin llamarle desde la parte trasera de la residencia.

Cuando Sousuke llegó, las punzadas en su corazón tuvieron sentido al fin.

La puerta trasera de la casa estaba abierta, de forma claramente violenta. Trozos del vidrio de la puerta, estaban en el suelo. Pisadas, marcadas con algo de tierra proveniente del jardín, se veían en el piso.
Rin señaló la alfombra que estaba cerca, donde se apreciaba claramente que, quien fuera el que hubiera entrado, se había limpiado los zapatos ahí.

Y Sousuke maldijo entre dientes.

—Debemos pedir ayuda — habló Matsuoka, esforzándose por no hacer obvio su nerviosismo.

El más alto se notaba molesto, confundido, pero se mantenía serio. No iba a dejar que sus emociones salieran y estropearan las cosas. No en ése momento.

No cuando se trataba de Haruka.

Y justo pensaba en decirle al otro que podían adelantar el trabajo buscando más pistas, cuando el teléfono del pelirrojo sonó.
Ambos intercambiaron una mirada antes de que Rin se alejara para responder, claramente desanimado cuando el timbre le anunció que no era Haru.

Sousuke, al quedar solo, pudo dejar que una parte de su frustración saliera al dejar un fuerte puñetazo en la pared.

Sentía... que de cierto modo, era su culpa.
Cualquier cosa que le pasara a Haruka... sería su culpa.







Rin soltó un suspiro.
Las cosas, ése día, no le estaban saliendo bien. Empezaba a pensar que era mala suerte, quizá se había levantado con el pie izquierdo o algo así.

Un Millón De RazonesМесто, где живут истории. Откройте их для себя