01.- NanaZaki

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El sonido de la lluvia cayendo en las ventanas era el único indicio de que el tiempo no se había detenido.

Haruka Nanase y Sousuke Yamazaki esperaban, dentro de aquella cafetería, noticias del caso que tantos problemas les había causado. Uno que les costó muchos meses de arduo trabajo, molestias y estrés para encontrar las pruebas necesarias que llevarían al responsable ante la justicia. Era lo mínimo que una criminal como aquella mujer merecía.

Haruka miraba, con mayor atención a la adecuada, la porcelana blanca decorada con líneas finas color verde olivo de su taza. Aunque pareciera distraído, notaba la ligera ansiedad en su compañero, y lo entendía. Lo entendía muy bien. Sousuke siempre se involucraba demasiado en los casos, especialmente cuando en estos se involucraban niños, como ése en particular. Pero no había ya de qué preocuparse. La situación se había arreglado, y no había manera de que esa mujer se librara de los múltiples cargos de los que la acusaban. Incluso si resultaba ser que padecía de alguna enfermedad mental (como ya había sucedido antes), su destino iba a ser un psiquiátrico. De una u otra forma, su trabajo rindió frutos. Y así se lo hizo saber a su compañero de ojos turquesa.

-Por eso debes tranquilizarte. Sé que es difícil no sentirse así, pero no es bueno que te involucres demasiado. Recuerda lo que te han dicho los superiores – finalizó, luego de darle un trago a su café humeante. Ni siquiera le gustaba el café, pero no podía negarse a algo cuando alguien lo invitaba. Especialmente si ése alguien era Sousuke.

-Ya lo sé – suspiró el más alto, pasándose ambas manos por el rostro en un intento por calmarse – Sé que por eso nos han quitado varios casos... -

No era noticia, para los miembros de la Oficina de Investigación Criminal de Iwatobi que Sousuke Yamazaki, con todo y su porte serio, era en realidad alguien que se dejaba llevar por los sentimientos en muchas de sus acciones. Eso, por supuesto, le traía problemas a él y a todo aquel que tuviera la mala suerte de estar bajo su mando o en su equipo. Sin embargo, mayores eran las ocasiones en que esa extraña cualidad suya le había servido para guiar las investigaciones que, sin falta alguna, resultaban exitosas.

Por eso Haruka no se quejaba.

Había peores cosas que hacer a comparación de estar con ese hombre que carecía de filtro mental y orientación en las calles. Por ejemplo, seguir escuchando a sus padres sobre su elección de carrera.

Así que, luego de meses con problemas por sus personalidades tan similares y a la vez tan distintas, ambos lograron encontrar su equilibrio. Sousuke no se quejaba cuando Haru interrogaba de forma tan directa a los sospechosos, y Haruka no se quejaba cuando el más alto tomaba sus pertenencias sin permiso, entre otras cosas que habían sucedido en los tres años que tenían trabajando juntos.

Y como ese equipo tan peculiar funcionaba, normalmente no tenían quejas de los superiores. Excepto en aquel caso.

Se trataba de una situación bastante delicada, puesto que la mujer había sido acusada por su ex esposo de intento de homicidio.

Al principio, las cosas parecían ser bastante extrañas. No había suficientes pruebas, y nadie prestó mayor atención. Se consideró una "falsa alarma", quizá una forma de tratar de quitarle los niños a la mujer después del reciente divorcio. De modo que nadie más tocó ese asunto otra vez, excepto Sousuke. Pasó mucho tiempo pensando en ello, vigilando incluso a la familia. Haruka se molestaba con él cada vez que sacaba a colación ese caso, pero cuando el hombre llegó a la estación diciendo que sus hijos habían desaparecido, Haru tuvo que disculparse con el más alto.

Fue entonces que se involucró a la policía, y finalmente el caso se quedó en las manos de Nanase y Yamazaki.

O NanaZaki, como los había bautizado Rin Matsuoka, otro miembro de la policía, causando que el apodo corriera por todo el departamento.

Un Millón De RazonesWhere stories live. Discover now