10.- Verdad

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Las sirenas de policías y ambulancias se combinaban formando un sonido estridente y bastante desagradable. Eso, sumándole el hecho de que seguían a media carretera y que el tráfico empezaba a hacerse pesado, definitivamente no lo hacía un lugar donde se quisiera estar, pero tampoco tenían mucha opción.

Haruka se encontraba tirado en el suelo, sentado junto a la patrulla donde iban y no estaba seguro de qué hacer ahora.
Suponiendo que Seijirou era el que los había atacado en el callejón, eso explicaba un poco el por qué abandonó la policía, más no les daba pistas sobre quién podría ser su jefe ni las razones. Recordaba vagamente lo que había leído en su expediente cuando Gou se lo pasó por tratarse de una "baja extraña", como él le había pedido que le reportara.

Suspiró.
Sousuke le había ayudado a calmarse, porque definitivamente estaba asustado después de haber asesinado a Sei. Joder, si lo había conocido durante su primer año en la policía. No entendía el motivo por el que ahora estuviera atacándolos y diciendo esas cosas.

"El jefe está empezando a hartarse de ti y de tu molesto compañero".

—Haruka — escuchó la voz de Sousuke, y sólo entonces pudo notar que las patrullas policiales habían llegado al fin y dejar sus pensamientos de lado.

Se puso de pie, sacudiendo el polvo de sus ropas, y suspiró.
No quería ver el cuerpo de Sei, y agradeció que Sousuke lo hubiera cubierto con su chaqueta. En serio... no entendía lo que sucedió, ni por qué.

El primer policía en llegar fue Rin. Estaba asustado, se notaba en su andar y en su mirada, pero en cuanto se dio cuenta de que ninguno de los dos estaba herido, se calmó.

—¿Qué pasó? — preguntó, mirando la patrulla destrozada y la expresión en Haruka, quien desvió el rostro a otro lado.

—Nos atacaron — respondió Sousuke — Sólo íbamos a comer cuando una camioneta se detuvo enfrente de nosotros y... — suspiró —Y luego Seijirou nos atacó —

Rin parpadeó un par de veces.
Estaba por pedirle que repitiera eso, pero por la expresión que tenían los dos era obvio que no estaban mintiendo.
Matsuoka suspiró.

Minutos después, los forenses llegaron para recoger el cuerpo, y la prensa también. Cámaras, helicópteros... todo era como cuando ocurrió la explosión, pero ahora mismo Haruka se sentía mil veces peor.

Ni siquiera se quejó cuando quisieron revisarlo, a pesar de que no tenía ni un rasguño. Y tampoco dijo nada cuando vio a Sousuke acercarse a uno de los forenses.
Agradecía que Momo todavía no acudía a ése tipo de situaciones. Hubiera sido más difícil explicarle por qué tuvo que dispararle a su hermano mientras miraba cómo introducían su cadáver en una bolsa negra.






—¿Cómo está? — Haru preguntó a Sousuke, quien iba saliendo de una oficina vacía con expresión seria.

Después de pasar el resto de la tarde ocupados con sus declaraciones, aclarando el asunto a Goro y demás, Haruka le había pedido a Momo hablar en una sala de interrogatorios que nadie estaba usando.

Y le explicó.

Con dificultades, con lágrimas queriendo abandonar sus ojos cuando notó que el muchacho lo hacía al escuchar lo que sucedió.
Por supuesto, no le creyó, y Haruka fue sacado a gritos y patadas por parte del chico que, por suerte, Sousuke había podido contener.

Suspiró.

—Va a necesitar tiempo para asimilarlo. Insistió en que Seijirou no podía hacer algo así, que seguramente se trataba de una broma, pero ya le conté lo que pasó. Aún así... no quiere verte —Sousuke le dijo, acariciándole un poco los negros cabellos, en un gesto que sólo buscaba calmarle.

Un Millón De RazonesWhere stories live. Discover now