06.- Observado

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6:10 am; sale de su casa rumbo al trabajo. Suele acariciar a un gato blanco que está en las escaleras, esperándolo.

6:30 am; se detiene en una tienda de conveniencia y compra un café -con leche, dos pequeños sobres de azúcar.

7:00 am; llega a su trabajo. Suele ser el primero en llegar, después del gerente, pues es bastante simpático y él le tiene mucha confianza.

7:15 am; empieza su día laboral. Usualmente, le toca atender las mesas de la sección A, además de la pequeña barra. La gente le deja muchas propinas, porque siempre muestra una sonrisa. Hay algunas mujeres que regresan al lugar por él.

Nota extra: es extremadamente inútil en la cocina.


Haruka sonrió de forma disimulada, satisfecho con el reporte que le habían dado sobre el tal Makoto. Junto a Sousuke, lo había seguido por tres semanas, y el horario de cada día coincidía con tanta perfección que asustaba.
En ése momento, estaban afuera del restaurante. Sousuke había conseguido un auto común y corriente, de color azul y modelo viejo, además de vidrios polarizados para pasar desapercibidos.
Nadie en la estación sabía que estaban acosando a un pobre mesero. Ellos pensaban que seguían reconstruyendo los últimos pasos de Kei en el día de su desaparición. Claro, a Haruka no le gustaba mentir pero, ¿qué otra opción tenía? Sin las cámaras y, por ende sin ningún otro sospechoso, había pocas opciones para seguir investigando.

Haru dejó las hojas del reporte sobre el tal Makoto cuando escuchó el enorme bostezo de Sousuke después de que éste regresara al auto. Ese día había amanecido bastante frío, por lo que iba lo más abrigado posible. Sousuke, por su parte, llevaba una chaqueta de cuero negra encima de un suéter de cuello de tortuga, que portaba debajo del uniforme usual. Y eso era todo. Y Haruka le había regañado porque seguramente terminaría enfermo, como antes, pero el más alto le había ignorado de forma magistral, sobretodo cuando Makoto apareció en las escaleras que llevaban a su casa.

Así que ahí estaba, mirándolo en aquel auto mientras que encendía la calefacción y frotaba sus manos de forma disimulada.
Y Sousuke notó la insistente mirada azul sobre él.

—¿Qué? ¿Te gusto? —

En sus primeros meses de trabajar juntos, Haruka lo habría golpeado en su hombro sin pensarlo dos veces por decir semejante barbarie, pero ahora, acostumbrado a escuchar eso, simplemente alzaba una ceja.

—No tengo tan malos gustos —

Sousuke rió. Le gustaba que le siguieran el juego, especialmente ése muchacho tan "estoico". Y ya que estaba aburriéndose -después de comprobar que su blanco seguía ahí dentro y sin ningún incidente- pues sí, le parecía un excelente momento para jugar.

—Ah, sí. Es verdad. A ti te gustan... llorones —

Haruka le miró extrañado, no sabía de qué diablos hablaba.
Sousuke sonrió. Al fin había encontrado un nuevo modo de hacerlo enojar o, al menos, de provocar una reacción en él. Parecía que ya se sabía todas sus bromas...

—¿O me equivoco? — preguntó, divertido —Todos en la estación dicen que ya eres pareja de Rin —

Las mejillas de Haruka se pintaron de un tenue rosado, y Sousuke sintió que se había ganado la lotería después de meses de intentar encontrar un boleto ganador.
Las bromas que le jugaba a Haruka normalmente lo hacían enojar o devolverle el acto de formas inesperadas y usualmente dolorosas, pero esa era la primera, en años, que le dejaba volver a ver ese color tan bonito en aquel rostro.

Victorioso, vio cómo Haru desviaba la mirada hacia el exterior.

—Yo no soy pareja de Rin — se defendió, algo sorprendido y avergonzado por escuchar eso. ¿En serio todos pensaban que era novio de Matsuoka? Vaya... —Y él no es ningún llorón —

Un Millón De RazonesWhere stories live. Discover now