06 junkhead

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Junk... Fuck.

Una carcajada da la bienvenida al ente rojo que sale del elevador. Es mañana pasado futuro y las paredes cuchichean en torno a un hombrecillo de metanfetamina, cuando Gerard Way se percata de ello, sólo puede murmurar: "por una..."

—Santo Dios—un anciano dibuja su presencia de repente, el pelirrojo da dos pasos adelante, entonces el viejo hace cerrar el elevador con rapidez, volviendo en reversa.

La luz del techo parpadea, la carcajada hace eco en medio del silencio, el recepcionista es el culpable, tiene desparramado el cuerpo en su mostrador de quinta, su cuerpo es una lombriz y su respiración una fábrica en movimiento. El cuerpo de Gerard relaciona "hermano" con "Frank Iero", su cuerpo reacciona ante el recuerdo, corre a tomar al junkie por la nuca, su mirada arrasa sobre la cuchara, la dosis y varios paquetes de galleta totalmente rotos, el conjunto de cosas le sonríe como criminal.

— ¡A la mierda la luna, viejo!, ¡soy el puto sol!— grita el drogadicto, estirado ambos brazos, Gerard maldice, tomándole por debajo de las axilas y bajándolo de la mesa.

— ¿En serio?, ¿cristal?, ¿qué estabas pensando, Frank?― apenas tiene tiempo de cuestionarse, en ese momento el reloj alza la voz. Son las siete con cuarenta minutos, el restaurante abre a las ocho, sabe Gerard, pero el reloj sabe además de la llegada de Jack.

Unas manos tatuadas le toman con torpeza del rostro, Way aterriza en el lobby, ve a Frank al rostro, hay varias costras de sangre seca a lo largo de su rostro. Cosquillas.

—Cojamos de una puta vez, ¿quieres? Me muero porque nos metamos la verga el uno al otro— gruñe el castaño, tratando de acercar a Gerard para besarlo, pero el pelirrojo aleja el rostro, sosteniéndolo de la cintura para que no caiga. Entonces no se lo piensa, alza a Frank, como costal de arena; es tan liviano que Gerard se siente una mierda.

La mano derecha se encarga de guardar todo en el morral: migas, cuchara, meta y bajón, la izquierda estabiliza al drogadicto que quiere comerse a sus hijos y ser Cronos, la respiración de Gerard es nerviosa, la sensación de los fisgones, de Jack cruzando la puerta... pueden más con él que el cristal que corta a Frank. Sin darse cuenta, las acciones del ente rojo son tan rápidas que llega a su cuarto sin ser visto ni por el aire.

— ¡¿Qué demonios te pasa?!— hay una rubia en la cama, Gerard tarda cinco segundos en reconocerla como su amante de la noche anterior, chasquea la lengua.

—Lo siento, linda, vas a tener que irte sola, tengo cosas pendientes.

— ¿Ese es el portero?

— ¡Lionel Messi me dicen! Ahhhhh nooooooo, ¡portero!, creo que le llaman El Conejo, ¡portero!— Gerard hace una mueca ante las palabras de Frank, voltea a ver a la chica con súplica.

—Por favor, toma dinero de mi cartera para llamar al taxi, pero vete— la muchacha ya no replica, se apresura a levantarse y comenzar a vestirse. El pelirrojo deja caer a Frank en la cama, boca arriba, el drogadicto empieza a reír fuertemente, la muchacha voltea a ver a Gerard con preocupación.

— ¿Seguro que no necesitas que llame a nadie?— Gerard niega, sin verla, la rubia suspira, tomando 100 dólares de la cartera del hombre para luego salir del cuarto. Apenas si Frank escucha la puerta cerrarse, estira sus manos, atrayendo a Gerard para besarlo, pero el pelirrojo vuelve a separarse.

— ¿Hace cuánto te metiste esto?

— ¡Siglos! Soy feliz, Gee, mi mamá murió hace como diez años; coca coca coca, y luego esto, ¿no es genial?— lleva ambas manos a rascar su rostro con fuerza― Hormigas― Gerard se apresura a frenarle el agarre, evitando que se lastime más. ―Latifundio.

Supongo que llevas ya como ocho horas así, ¿dónde están tus tiempos, Frankie? Se dice el ente rojo, viendo a Frank estirar los brazos de nuevo para tomarle por la cabeza, pero esta vez Gerard se separa completamente. Camina hasta una silla al lado de la cama, como a dos metros de Frank, ahí se sienta, y ve al portero comenzar a reír y retorcerse haciendo muecas completamente desagradables. Es tan parecido a su hermano...

"Vete a la mierda, Michael, te hundes solo" la culpa le atraviesa como una daga.

—¡No! ¡Déjenme! ¡M-mm-mi... Mm-m-mm-mía...!— el pelirrojo se levanta de un salto cuando ve a Frank comenzar a tener convulsiones, sin pensarlo ayuda al castaño a sentarse contra el respaldo de la cama, el drogadicto vomita, una fuente de color agrio mancha su uniforme y la mano de Gerard, que le sostiene por el pecho. El pelirrojo gruñe, desviando la mirada, suelta a Frank cuando éste ha terminado de vomitar, luego va a lavarse la mano. El agua está fría, al terminar de lavarse toma una de las toallas pequeñas que hay en una canasta y la moja completamente, camina de vuelta a la cama.

*

Y sigue soñando, o eso parece, pues a pesar de que su cuerpo es un peso muerto, víctima de la resaca de metanfetamina, el hecho de que sus ojos puedan ver a Gerard en el marco de una puerta que no es el lobby del hotel, el hecho es casi irreal. Intenta mover su mano izquierda, es tan pesada como la derecha, sus ojos arden y la cabeza palpita. ¿Gerard?

— ¿Qué hora es?— sus labios se mueven sin medirlo, cae en cuenta que el cuarto en el que está no es de ensueño, es la habitación que le otorgó a Way la noche anterior.

—Medio día. — responde el pelirrojo, quitando su cuerpo del marco. Frank cubre su rostro, tiene náuseas a más no poder.

— ¿Cómo mierda terminé aquí?

—Yo te traje, estabas completamente en el viaje cuando lo hice, eran casi las ocho. Tu camisa está en el baño, vomitaste.

—Lamento tanto esto— las náuseas y temblores comienzan a bailar a cada movimiento, cuando se levanta termina por colapsar, y vomita de nuevo, en el piso. Gerard sólo desvía la mirada, sintiendo la conocida vergüenza ajena.

—Tu cinturón y tus cosas están en la mochila— menciona, sin ver al tatuado —La dosis de meta que tenías sobrante se echó a perder porque la metí con las galletas, pero supongo que lo que menos necesitas ahora es un viaje de esos— Frank se recarga contra una pared, apretando los ojos.

—Mi jefe, él...

—No te vio, eran las ocho, no tardaba en pasar, pero no te vio. — Frank voltea a ver a Gerard, limpiando su boca con el dorso de su mano.

—Perdón— gruñe, bajando la mirada —N-no quería molestar a nadie, sólo que olvidé la Blanca en casa y me traje la Azul, entonces... no... Lo siento, se supone que tengo medido esto, no puede ser que lo arruine también. — toma su cabello con ambas manos, halando de él.

—Oye, no hagas eso— murmura Gerard, acercándose para quitarle las manos. —Mira, ¿qué te parece si limpias esto? Te presto una camisa que tengo extra y te llevo a la parada del autobús para que no tengas que toparte con tu jefe.

— ¿En serio eres real?— el pelirrojo suelta una risita.

—No te emociones, Junkie, subiendo al autobús quedas solo. — Frank le dedica una leve sonrisa, Gerard le da un par de palmadas en el hombro —Bueno, sólo hasta el anochecer.

— ¿A qué te refieres?— Gerard se separa de él, toma la sábana de la cama y la coloca sobre el vómito.

—No comas ansias, mapache— en tatuado suelta una risita, empujando con diversión a Gerard.

—Deja ese desastre ahí, yo soy el empleado, no tú— bromea, agachándose para empezar a limpiar, el pelirrojo le ve con extrañeza, pero sonríe, y se emplea en acomodar tanto sus cosas como las de Frank, para luego salir del cuarto con él...

hotel bella muerte |frerardTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang