36. Un amanecer visto con otros ojos

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RYAN

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RYAN

Desde que Selina había pasado la noche en mi departamento, me sentía con unas energías renovadas que no había sentido nunca. Jamás había permitido que se quedara toda la noche una mujer en mi casa; siempre les pedía amablemente que se fueran porque deseaba estar solo.

Pero, a diferencia de las demás mujeres que pisaron mi apartamento, no le ofrecí mi cama, sino que me comporté como un perfecto caballero cediéndole la habitación de invitados.

En toda la noche no había intentado una sola vez seducir a Selina, se lo había prometido y lo último que deseaba era que ella huyera de mí. Pero el no intentar nada no significaba el privarme de verla dormir entre aquellas sábanas que no eran tan suaves como su piel.

Lo poco que había podido disfrutar de ella era tan prometedor y excitante que evitaba no darle vueltas en mi cabeza y menos cuando estaba en el trabajo por temor a que alguien viera mi cara de auténtica perversión. A pesar de que siempre me había cuidado de que pasara, me estaba enamorando.

Y lejos de estar feliz, sentía un enorme miedo.

Miedo a que ella destrozara los pocos sentimientos que habían germinado en mí y que eran tan nuevos.

Desde aquella noche, Selina y yo nos comenzamos a llevar mejor porque comenzó a pensar que no era tan pervertido como aparentaba y que, incluso tenía una faceta de caballero bastante agradable. Aquello me daba esperanzas para poder empezar una relación con ella; quien sabía lo que nos depararía juntos.

El proyecto "take my hand" estaba comenzando a salir a pedir de boca, pero hoy era la reunión con Jenny y debía de mencionarle lo de la nueva empresa que estaba sacando de la quiebra con un nuevo lavado de cara. Cuando supiera que era de carácter más humanitario que empresarial, pondría el grito en el cielo.

Pero el éxito era de los valientes.

Quedaba una hora para reencontrarme con mi hermana y Priscila. El aire de mi despacho parecía consumirse antes de que mis pulmones se nutrieran de él y parecía que mi mala cara era evidente porque Selina no había apartado la vista de mí.

-Carter, ¿Estás bien?

Yo comencé a reír suavemente y la miré con diversión mientras que ella no entendía bien mi cambio repentino de humor.

-Selina, ¿Puedo pedirte algo?

-Depende lo que sea; nada de carácter sexual por supuesto.

Como siempre su lado mordaz aparecía sin importar cual fuera el momento y eso me encantaba.

-Simplemente me gustaría que dejáramos las formalidades. Me gustaría que me llamaras por mi nombre y no por mi apellido al igual que me gustaría empezar a hacerlo contigo.

Aquella propuesta la dejó atónita y conforme más me escuchaba más atónito estaba yo.

Mi forma correcta de siempre proceder no tenía cabida para hablar con mis empleados como si fueran mis amigos, pero con ella era diferente y con esto daba el primer paso para demostrárselo.

Al ver mi incomodidad y mi timidez, ella sonrió enseñando sus dientes perlados y me dijo en su habitual tono mordaz:

-Ah bueno me habías asustado, pensaba que me pedirías algo más extraño...

Ambos comenzamos a reír como si fuéramos viejos amigos; desde luego aquello sentaba bien.

Y aunque se avecinaba una gran tormenta de la que no sabía cómo saldría, el tener a mi sirena de tez pálida y labios de fresa era suficiente para inflar mi ego y mis fuerzas.

PRISCILLA

Acababa de tomar mi puesto de trabajo tras firmar mi contrato de la mano de mi compañera Jenny. El plan de recuperar a Ryan comenzaba a ponerse en marcha sintiendo como, poco a poco, lo que me correspondía iba siendo mío.

Quería demostrarle a Ryan que yo era la indicada para que sentara la cabeza y formara una familia. De hecho, así lo era.

Él desconocía la procedencia de su familia y de sus habilidades latentes, pero yo sí que lo sabía. Su familia y la mía se conocían desde hacía siglos y ambos compartían unas habilidades un tanto especiales que hemos ido heredado conforme las generaciones iban pasando.

Las habilidades adivinatorias de los Carter les había sido de gran ayuda para poco a poco ser más millonarios y tener más poder. En cuando al padre de Ryan, él usó su poder para saber cómo cotizar en bolsa y dónde empeñar su dinero para obtener más ganancias; así es como nació Carter Corp, una empresa que fue creada por la magia y las premoniciones.

Pero Ryan no tenía ni idea de eso, de hecho, él tenía las mismas habilidades que su padre, pero su madre se negó a que él aprendiera a manejarlas. Deseaba que él mismo fuera el que mantuviera el imperio con sus habilidades naturales sin necesidad de usar su don, pero era evidente que tarde o temprano tendría que saberlo.

Su padre se llevó el secreto a la tumba, pero su madre debía de contárselo antes de que ella también se marchara definitivamente de este mundo.


Los Torinni y los Carter estaban destinados a estar juntos para así combinar las habilidades de ambos y así que nuestra descendencia tenga mayor poder. Necesitaba a Ryan en mi vida no sólo porque lo amaba sino porque amaba la vida que él tenía; no me conformaba con menos...

Entonces, cuando él entró sonriendo y mirando a aquella zorra, supe que Daryl debía de echarme una mano y eliminarla de mi ecuación. Ryan no debía de tener ojos para ninguna que le rondara así que el plan comenzaba a partir de hoy.

Sujetando con fuerza el teléfono que tenía en mi bolsillo comencé a emitir una sonrisa maléfica dentro de mí evitando mostrar mi cara de satisfacción. Debía de dar imagen de la perfecta mujer para que Ryan se diera cuenta que estaba eligiendo a la mujer equivocada y si no se daba cuenta por las buenas...lo haría por las malas.

lo haría por las malas

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Primadonna (Is It Love?Ryan?)#awardseditorialwattpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora