12. Bondad vetada

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Sebastián en la foto(L)


SEBASTIÁN

Cuando Selina entró en el jet privado y yo me quedé como un idiota viendo cómo se marchaba en brazos de aquel imbécil, me sentí como el más idiota y abatido de los hombres.

Me marché de nuevo a la mansión y comencé a tomar todo el alcohol que encontraba para intentar dormir lo más profundamente posible. El problema era que al ser un hombre lobo, tenemos más resistencia al alcohol y hace falta grandes cantidades de alcohol para embriagarnos.

Después de tres botellas de vodka, seguía exactamente igual y comenzaba a impacientarme. La luna llena estaba casi presente y eso me hacía sentir aún más nervioso y posesivo que de costumbre.

Me agarraba del pelo y tiraba con fuerza de él reprimiendo las lágrimas de ira que intentaban salir de mis ojos. Había intentado por todos los medios no enamorarme de ella porque la conocía desde hace mucho, mucho tiempo y conozco bien su historia. Su padre fue el detonante de que ella fuera la mujer fría y sin sentimientos que es ahora. Su padre Nicolae era uno de los vampiros Originales más importantes del mundo vampírico; todo lo que él decía era la ley y debía cumplirse.

Cientos por no decir miles de mujeres pasaron por su vida sin atarse a ninguna de forma especial. La madre de Selina tampoco fue una excepción, siendo en cierta forma, el causante de que ella se suicidara.

Caroline era una simple humana totalmente enamorada de Nicolae. Era descendiente de una familia de brujas, siendo ella la única que nació como humana. Lo conoció de casualidad en el bar que ella trabajaba como camarera y comenzaron a verse de vez en cuando solo para mantener relaciones. Ella, al estar desesperada por estar atada a él, le pidió a su abuela ayuda para que se quedara embarazada de él y así poder conseguirlo.

Al principio, Nicolae renegó de aquel bebé al pensar que era totalmente mentira, pero al comprobar que la niña era diferente a los bebés humanos, se dio cuenta que realmente sí que era su hija, además de su gran parecido.

Al realizarse una prueba de paternidad terminó de confirmarlo, pero aquello no fue suficiente para que Nicolae se atase a ella. Ya que él continuó viéndose con cualquier mujer que a él le gustara. Ella le rondaba a su alrededor mendigando algo de cariño apelando a que tenían algo especial entre los dos; que ella le había dado una hija, cosa que no habían hecho ninguna de sus conquistas.

Caroline entró en una vorágine auto destructiva que se cobró su vida sin importar la vida de su hija Selina. Tras suicidarse,Nicolae la enterró en su panteón familiar en señal de respeto sobre todo por Selina.

A partir de ese momento, Selina comenzó a convertirse en lo que es hoy. Estaba acostumbrada a ver entrar y salir mujeres en su hogar, ver a su padre hasta arriba de estupefacientes y bebido mientras estaba rodeado de mujeres y a ella apenas le hacía caso. Cuando ella tenía sus berrinches,Nicolae le compraba todo lo que deseara. Lo culpo de todo, de haber destruido a alguien que podía haber sido bondadoso y que podía haber disfrutado de lo que realmente era el amor.

Pero no podía encararme con él ya que bastante podía agradecer de que me permitiese vivir bajo el mismo techo que su hija al ser un hombre lobo. Era lo bueno de Nicolae; le daba igual la mezcla entre especies.

Tras no poder dormir y darme varios cabezazos contra la pared con el objetivo de quedar inconsciente sin éxito, me puse en pie y me metí de cabeza a la ducha. El agua fría tenía la intención de calmarme, pero mi mente cansada pero hiperactiva no podía y mi corazón menos.

Tras diez minutos con los ojos cerrados suspirando profundamente, salí envuelto en una toalla tomando el teléfono para mirar si tenía algún mensaje o llamada perdida de Selina, pero no había nada.

Comencé a imaginármela a ella con Carter en su habitación de hotel y comencé a hervir de furia. Miré el reloj y comprobé que aún ella debía de seguir en la reunión así que decidí tomar un vuelo para presentarme en Nueva York; necesitaba a Selina para mí.

Tras varias horas de vuelo, tomé prestado un coche de alquiler para poder moverme libremente por la ciudad. Sabía dónde estaba Carter Corp, a fin de cuentas, era yo el que había investigado sobre aquel bastardo millonario.

Cuando llegué a la puerta del edificio, miré la grandiosidad de aquel gigante de metal y cristal. Respiré hondo para tranquilizarme antes de ver a Selina, hasta que noté como alguien chocaba conmigo y caía al suelo.

Era una mujer rubia con pecas que hacían que su rostro pareciera angelical y bondadoso. Mirándola bien era todo lo contrario a Selina; ella era toda luz.

Parecía realmente arrepentida por aquel percance, notando como bajo sus ojos un cierto tono sonrosado comenzaba a hacerse más evidente. Ella me miraba con atención; era evidente que yo le atraía y eso no me molestaba.

Había estado tan absorto con Selina que no me percataba de que había mujeres en el mundo que si me deseaban de verdad o que tenían un cierto interés en mí. Desde que le confesé lo que sentía, ella comenzó a alejarse de mí y ya no veo la misma llama en sus ojos azulados.

-Discúlpeme, andaba con prisa y no sabía ni donde miraba-Se disculpó aquella dama vestida elegantemente con un traje de secretaria de color blanco y crema; unos colores totalmente vetados en el armario de Selina.

Le ofrecí mi mano para que ella pudiera levantarse, percatándome de su pequeña estatura. Era de cuerpo esbelto, buen trasero y delantera; no era delgada pero tampoco tenía kilos de más. Su piel era ligeramente tostada, con un destello de naturalidad en su apariencia. Era natural como la vida misma, perfumada con una tenue fragancia de rosas y el olor a lavanda en su pelo

-Discúlpeme a mí; he sido realmente desconsiderado. ¿Me permite invitarla a un café por las molestias?

Aquella mujer me miraba sorprendida, como si el hecho de invitarla amablemente a algún lugar fuera nuevo para ella. Me parecía adorable sin duda.

-Lo siento, pero tengo que volver pronto al trabajo y tengo mucho lío. Quizás en otra ocasión...

Parecía realmente decepcionada al rechazar esa petición sintiéndome un tanto esperanzado. Quizás necesitaba a otra mujer que taponara la herida que Selina me estaba haciendo, pero para mí ahora aquella mujer era mi droga y me iba a costar desengancharme.

Sonreí amablemente a aquella mujer para mostrarle que no me importaba y que entendía su situación.

-No se preocupe; nos veremos más a menudo por aquí.

Entonces me encaminé de nuevo al coche poniendo rumbo a una cafetería en la que pasaría un pequeño tiempo de reflexión en compañía de un buen desayuno.

Entonces me encaminé de nuevo al coche poniendo rumbo a una cafetería en la que pasaría un pequeño tiempo de reflexión en compañía de un buen desayuno

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Primadonna (Is It Love?Ryan?)#awardseditorialwattpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora