39|La Musa.

104K 6K 2.2K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Kathleen.

Perdí mi virginidad con Mikhail Janssen.

Perdí mi virginidad con el maldito ojizarco. Sigo sin poder creerlo, pero en su momento, mis hormonas se negaban a ceder. Sólo podía pensar en cómo se sentiría perder algo tan preciado para una chica como su virginidad con la persona que quiere. Y debo admitir que los rumores eran completamente verdaderos, Mikhail Janssen es especial.

Me inquietó cuando desperté y no lo encontré a mi lado. Para ser sincera, y por más estúpido que pueda ser, esperaba tropezarme con su torso desnudo y poder contemplar a ese hombre en toda su gloria mientras dormía. Por desgracia, no sucedió de esa manera. Sino que cuando estiré mi brazo por encima del colchón, el espacio a mi lado estaba vacío.

Sentí una punzada en el pecho, y me mordí el interior de las mejillas para no derramar lágrimas, porque de alguna forma, me decepcionó que se marchara sin decirme nada.

Los chicos son unos idiotas. Sólo creen que las chicas son como un condón; lo usan y cuando están satisfechos, lo desechan.

Sin embargo, Mikhail volvió una hora después. Estaba enojada con él, pero la siguiente noticia que recibí durante esa mañana, no me permitió enfocarme en mi rabia contra Mikhail, sino que toda esa misma llamarada creció contra Bart Dawson. No tengo ni la menor idea de lo qué pretende hacer contrayendo matrimonio con Sara Janssen; solo sé que ese es el temido punto final para mi historia con Mikhail.

No podemos estar en una relación si nuestros padres se casan. Es descabellado.

—Mierda —mascullo por lo bajo cuando reparo en la presencia de Bart en el vestíbulo del hotel.

Tiene una sonrisa plasmada en sus labios, además de un traje aparentemente costoso que le acentúa elegancia. Aprieto mis dientes, sintiendo una contracción en el estómago.

Sara es la primera en acercarse hasta sus hijos. Micah sigue desaparecido en acción, y comienzo a desear seguir sus pasos. Ella coloca sus gafas de estilo aviador sobre su cabeza, y aparta un mechón de cabello rubio que cae sobre su pómulo izquierdo.

—¿En dónde está tu hermano, Mikhail? —murmura con hipocresía. El tono de su voz es demandante, y causa estragos en mi interior.

La Kathleen en mi interior se esconde detrás de un sofá, cubriéndose los ojos como si se tratase de una película de horror.

Mikhail aprieta la mano de Mickey, y procede a menear la cabeza.

—No lo he visto —se limita a responder con frialdad. El azul de su mirada se vuelve impenetrable, y puedo notar la tensión que consume la estancia—. ¿Qué hace el aquí? —señala a Bart detrás de los hombros de Sara.

Sara sonríe con afabilidad, como si quisiera que su hijo fuera más dócil con Bart.

—¿En dónde han quedado los modales que te he enseñado, Mikhail? —aprieta los labios, y se gira hacia Bart—. Se amable con él.

Atracción Irresistible © | EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora