13|La Consecuencia.

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Kathleen

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Kathleen

Un dolor de cabeza infernal me invade en el momento en el que mis párpados se despegan. La luz cegadora que penetra en la habitación a través de la ventana resulta dolorosa e irritante para mis ojos. Suspiro, desplazando el dorso de mi mano por la suave sábana debajo de mi, entonces caigo en cuenta en dos cosas, uno, la manta es demasiado suave por lo que debe ser costosa para mi presupuesto y dos, ¿sábanas blancas?, ¿desde cuándo tengo sábanas blancas en casa?

Oh, mierda.

Me siento sobre la cama con mi corazón latiendo a la velocidad de la luz, observo la ropa que tengo puesta, es una camiseta y no precisamente mía. Me permito examinar el lugar, paredes azules, estantes con trofeos y uno que otro libro, algunos cd's originales.

Indudablemente esta no era mi habitación. Estaba en solo camiseta en la habitación de alguien más. Por más que intentara recordar no había ni una sola pista de dónde me encontraba, hasta que el recuerdo vino a mi mente.

Mikhail.

— ¿Te has despertado, ninfa durmiente?—Mikhail se encuentra de pie, apoyándose sobre el marco de la puerta que conecta a la habitación con el baño.

Me fijo en la fina toalla blanca que se encuentra enroscada en su cintura, su torso desnudo tiene algunas pequeñas gotas de agua y su cabello rubio ahora se encuentra oscuro por la humedad en el. Una sonrisa arrogante se encuentra en sus labios, esos labios...

Deja de pensar estupideces, Kath. Me regaño a mi misma, debo mantenerme enfocada. Por lo visto no recordaba absolutamente nada, así que el tenía ventaja sobre mi.

¿Ves en lo que te metes tu solita?

La Kathleen en mi interior se encuentra sobre el sofá, con sus anteojos de estrellas mientras se burla de mi.

Maldita.

— Yo...no recuerdo nada de lo que sucedió anoche—digo finalmente con la esperanza de escuchar alguna buena noticia.

Tal vez estaba tan ebria que el tuvo que traerme a su casa para calmarme o tal vez estaba tan ebria que el se aprovechó de mi estado de inconciencia. Teóricamente, no podía esperar nada bueno de él, siempre se había mostrado arrogante, superficial y desinteresado en lo que ocurre en su alrededor. ¿Por qué habría de tener una excepción conmigo?

La sonrisa en los labios de Mikhail se ensancha aún más, el se despega del marco y se desplaza en la habitación para acercarse a mí.

— Es una lástima porque anoche me encargué de que la pasaras demasiado bien, es más, rogabas para que la noche no terminara—mis mejillas se tiñen de rojo velozmente. El estaba haciendo este tipo de comentarios para hacerme sufrir.

Pero...¿y si decía la verdad?

— Te encantó, ¿cómo era la palabra que me gritabas...?—se detiene por un momento mientras finge estar recordando— Oh, Mikhail, no te detengas, soy tuya. Tuya—su sonrisa diabólica continúa en sus labios.

Atracción Irresistible © | EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora