21|Los Bolos.

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KATHLEEN

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KATHLEEN.


Han pasado dos semanas desde que el grandote monstruo de las nieves decidió hacernos una inesperada visita a la casa de los Janssen. Solo dos largas semanas de prueba en las que los momentos en los que estuve a segundos de perder la cordura y abalanzarme sobre su oscura melena rubia fueron incontables.

Ella no solo era la arpía que quería quedarse con el ojizarco, el ojiverde y todos los ojos en esa casa, sino que también quería hacerme perder mi trabajo con sus comentarios ridículos y cultos que para una chica como yo me hacía quedar como una idiota frente a los Janssen todo el maldito tiempo.

Claro, Kathleen tampoco se quedaba atrás cada vez que tenía la oportunidad de hacerle enfadar. Se lo merecía.

Eduardo se encuentra junto a Jessica con una bola de bolos enterrada en sus tres dedos mientras observa con precisión su objetivo. Puedo imaginar la cantidad de cálculos que se forman imaginariamente a su alrededor como en una de esas películas.

Por otro lado, Jess se concentraba en arrojar bromas ridículas para hacerlo perder su increíble concentración.

-Oh, ¡mira Wardo es Katherine! -exclama Jessica, haciendo que Eduardo lance su bola en otra dirección.

-¿Dónde? ¿dónde?

Jessica suelta una carcajada. Eduardo hace una mueca arrugando sus cejas y perforando el rostro de la rubia con sus enormes luceros marrones. Y yo, simplemente me limito a darle un sorbo a mi limonada para ocultar la sonrisa que se forma en mi rostro pero esa sonrisa no perdura por mucho tiempo.

Jess borra su sonrisa y disimuladamente, le propina un guantazo al castaño en sus costillas haciéndolo enfocar sus ojazos en mí.

Se que ellos están concientes de mi humor habitual durante estas dos últimas semanas en los que pie grande a hurtado una parte de mi vida sin permiso. Pues, aunque mis dos mejores amigos se ven bastante preocupados por mi estado de ánimo no puedo evitar sentirme triste al pensar en lo mucho que los tres hermanos habían cambiado conmigo durante estas dos semanas.
Intento esbozar una sonrisa fingida en mi rostro pero solo puedo terminar haciendo una cómica mueca mal elaborada. Jess exhala un suspiro antes de hacer repiquetear sus zancos hasta mi.

-¿Quieres que golpee a esa perra? -interroga haciéndome esbozar una sonrisa melancólica-. Escucha Kath, no me agrada verte de esa manera por su culpa.

-Ella tiene razón, Kath -concuerda el castaño, sentándose a mí costado disponible-. Si ellos no ven lo increíble que eres, sencillamente, no te merecen -expresa dándole un apretón a uno de mis hombros-, no merecen tener a una chica tan especial como tu en sus vidas.

-Por primera vez el nerd tiene razón, Kath -se sincera la rubia platinada de mi amiga-. Si Mikhail no se da cuenta de tus virtudes como tu privilegiado trasero por ejemplo -Eduardo hace una mueca, llevando sus manos a su rostro exasperado-. Pero en fin, solo quiero que seas felíz, Kathy Pu.

Atracción Irresistible © | EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora