29|Me Gustas, K.

101K 7.7K 2.4K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Kathleen.

En estos momentos puedo estar pensando en un millón de cosas a la vez, pero, en definitiva, la idea más interesante que surca en mi cerebro es la tentadora idea de correr a Bart de mi casa a patadas.

Me quedo quieta, intentando asimilar la curiosa situación que me rodea. El nos mira deslizando una escalofriante sonrisa cínica en sus labios mientras que Katherine se cruza de brazos, frunciendo el ceño.

Cuento en cuenta regresiva los números en mi cabeza para mantenerme adentro de mis casillas pero con Bart Dawson frente a mí, sé a primeros intentos, que no será posible.

—¿Papá?

La primera en soltar alguna palabra al respecto es Katherine. Ella se ve conmocionada, pero permanece rígida como una estaca en el medio de la sala. El mueve sus mejillas asintiendo, y me fijo en el tremendo parecido que tiene con Katherine. Sus ojos claros del mismo tono y profundidad que el de mi hermana, su piel caucásica, cremosa y tersa, además de las acciones de ambos, me atrevería a decir que incluso pueden llegar a tener los mismos pensamientos de vez en cuando.

Katherine solía actuar dejándose influenciar por sus impulsos irracionales. Sin embargo, si una cosa puedo asegurar es que conozco a mi hermana. Ella jamás abandonaría a sus hijos.

—Katherine —emite, acercándose a mi hermana, y pronunciado su nombre con distinción—. No puedo creer que seas tú, mi niña... estás hermosa —alardea con suspicacia.

Apuesto cien Lucas que todo este número es una farsa. El no volvería, a menos que tuviese una demasiado buena razón para ello, y no, Katherine y yo no somos esa razón. Nunca lo fuimos. Nunca lo seremos.

Se me hace un nudo en el estómago. Me hubiese gustado un desenlace diferente al que tuvimos que pasar, una historia en la que mi familia soñada aún existiera, o al menos, que alguna vez haya existido.

Katherine se queda estática en su lugar como si le hubiesen hechado pegamento al suelo. Ella no habla, no se mueve, no llora, y empiezo a pensar que tampoco está respirando.

—Te extrañé mucho, Katherine. Mi bellísima primogénita —murmura con una nota de nostalgia en su voz que no se la compro por nada del universo—. Las extrañé a ambas, a ti también, Kathleen —dice mirándome de soslayo.

Aplano los labios para no refutar al respecto, tengo una mezcla de sentimientos en mi pecho, quisiera poder gritarle con todas mis fuerzas que se largue de mi casa pero no me sale ni una sola palabra al respecto.

—¿Qué-qué haces aquí, Bart? —cuestiona Katherine, abrazándose a sí misma. Se nota que está afectada por la situación.

Bart ladea los labios antes de volver a tomar asiento en el respaldo del sofá. Ese mismo sofá en el que a veces tomó mis siesta, y ahora estaba infectado por Bart. ¡Quemaré ese sillón cuando se vaya!

Atracción Irresistible © | EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora