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(Taekwoon)
Hoy realmente parecía un día normal. Me levanté temprano, llevé a mi hija al jardín, me encontré con unos amigos y tomé un café mientras practicaba en el gimnasio donde enseño boxeo. Hoy realmente parecía un día de los de siempre, hasta que mi madre decidió ir con Byul a verme.
- Mamá, ¿Qué haces aquí?.- su llegada me sorprende, ya que normalmente luego de salir del jardín, ByulMin se queda con su abuela hasta las 5 o 6 de la tarde, horario donde yo termino de enseñar.
- Hijo, no dejaba de insistir que quería verte, que se aburre conmigo.- explica mi madre con tono de culpa.- Lo siento, pero ella es tranquila, no te dará muchos problemas.
- Ella es una santa contigo. Pero conmigo... es otra historia.- le digo viendo la expresión traviesa de mi hija, queriendo ya tocar todo.
- Mira, solo por hoy.- dice mi madre preparada para irse.
- Espera, ¿Te irás?.
- Solo por hoy.- vuelve a pronunciar, dejando la mochilita de Byul, y saliendo rápidamente del gimnasio.
- ¡Hol!.- expreso estupefacto.
- La Abu se fue con su amiga a jugar, la Abu mintió.- dice la pequeña traviesa, riéndose de mi.
- Ya me parecía sospechoso. Byul, necesito que me prestes atención. Papá va a estar ocupado allí... ¿ves ese pequeño escenario?.- le explico señalando el ring.- Papá va a estar con unos chicos boxeando. Tú juega en este banquillo con los juguetes que trajo la abuela. ¿Si?.
- ¡No!. Yo quiero ver vídeos de princesas.- dice cruzando los brazos, pidiendo mi celular para ver vídeos. Claramente, los niños de ésta generación no saben disfrutar de su niñez.
- Está bien. Pero quédate aquí donde papá pueda verte, ¿Si?.
- Si~~~.- expresa aplaudiendo con ternura.
Jung ByulMin es una niña de 5 años que le gustaba hacerme enloquecer. La había adoptado cuando tenía tan solo 1 semana de vida, luego de que su padre biológico, un alumno mío de 16 años, recurrió a mí con su novia pidiendo que los ayude. Eran jóvenes y creían que habían cometido un error al tener al bebe. La joven madre simplemente no estaba preparada y me la dieron legalmente, con el consentimiento de los padres de la joven pareja. Allí fue como está pequeña traviesa llegó a mi vida.
- ¿Está bien que una niña miré cuando estemos boxeando?. ¿No se asustará?.- pregunta preocupado Wonsik, un amigo que tomaba clases conmigo.
- Ya está acostumbrada. Aparte, a esa enana no le asusta nada.- digo riendo de mi pequeña.
- Es muy adorable.- expresa mientras chocamos puños para empezar la práctica. - Sabes... me enteré que el príncipe de hielo está disponible.- dice mi amigo entre defensa y golpes.
