38|Noticias Inesperadas.

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—¿Cómo has amanecido? —digo en un intento de encontrar un tema de conversación. Ella no se inmuta, y sigue mirando ensimismada por la ventana.

—Por un instante pensé que te habías ido, y me habías abandonado en una habitación de hotel después de usarme como a una idiota —se gira para enfrentarme. Sus bonitos ojos café brillan furiosos, y tiene la expresión muy marcada. Está enojada.

—Y una vez más, me atacas con tus juicios, y prejuicios, Kathleen Taylor —le respondo, tomando una taza de café humeante para arrancar cada gramo de pereza en mi organismo—. Deberías ser abogada —sugiero, dándole un corto sorbo al café.

Ella esconde una sonrisa detrás de una mueca, y se cruza de brazos frente a mí.

—Y tu deberías ser actor por lo melodramático que eres —opina, quitándome la taza de café para darle un sorbo.

La observo sin decir nada mientras ella se bebe mi café.

—Tu no te quedas atrás, preciosa —le guiño un ojo, y saco un pretzel salado de la bolsita que también me arranca de la mano, y procede a sentarse en el borde del sofá.

Saco otro pretzel de la bolsita, y me siento a su lado, buscando el control del televisor para encenderlo. Coloco un canal en el que transmiten noticias, y ella se gira entretenida al aparato.

—¡No puede ser! —exclama de pronto, tomando el control de la televisión para aumentar el volúmen—. Bart Dawson le propone matrimonio a la enigmática arquitecta Sara Janssen durante ceremonia de iniciación —recita quedando perpleja.

Mierda.

Me concentro en la noticia para confirmar su certeza, y para mi desgracia, lo confirmo. Mi madre es el titular de los medios, y el hecho de que me esté enterando por ese medio, me inquieta. La periodista habla sobre la ceremonia de anoche, haciendo énfasis en la propuesta que Bart le hizo a mi madre en frente de todos los invitados.

La puerta de la habitación se abre de golpe, y mi hermano entra echando humo por las orejas. Micah se cruza de brazos, y me mira con el ceño fruncido.

—¿Tú lo sabías? —me recrimina, mirándome con autoridad.

—¿Crees que si lo hubiese sabido estaría celebrando mientras como pretzels y café, imbécil? —contraataco, colocandome de pie para apagar el televisor.

—No puedo creerlo. Me niego a aceptarlo, ¿cómo mierda pudo aceptar casarse mientras nuestro padre está muerto en vida internado en un maldito hospital? —se altera, frotando su cabello con sus manos, exaltado.

Kath se deja caer en el sofá, inclinando su cabeza hacia atrás, y cerrando los párpados. Por lo que veo Micah se encuentra tan shockeado que ni se ha fijado en la presencia de Kathleen.

—¿Por qué Cenicienta lleva sólo una toalla amarrada en los pechos? —suelta Micah de repente, haciéndome reprimir una sonrisa.

—Bueno, verás; cuando mami y papi se quieren...

—¡Oh! ¡Cierra la puta boca, Mikhail! —rebate el castaño, colocándose las palmas de las manos sobre las orejas, a la vez en la que aprieta los párpados—. ¡No quiero perder mi inocencia!

Kath ríe por lo bajo, y yo me limito a sonreír. Kathleen procede a ponerse de pie, reforzando su agarre en el nudo de la toalla que apenas cubre los centímetros de piel tostada de sus piernas. Mi Mikhail interno la mira con enojo, sigo sin aprobar la confianza que posee con mi hermano.

—El hecho es que nuestros padres van a casarse.

Micah alza una ceja, y gira el cuello a su dirección.

Atracción Irresistible © | EN FÍSICO Where stories live. Discover now