Dejé el cepillo en su lugar y me metí a la regadera, apagué la llave de la tina que ya estaba llena y lista, luego me dispuse a enjuagarme para poder meterme, pero estaba a punto de encender la regadera cuando Ava entro casi arrastrando los pies de dinosaurio que no dejaba, hacía algunas semanas se le había roto uno y lloró como un jodido bebé, ese día me pase todo el puto día de tienda en tienda buscando unos iguales hasta que los encontré, idénticos pero con mas color, Ava parecía una pequeña niña con juguete nuevo cuando se los di, amaba esos pies de dinosaurio y a mi me encantaba verla así, lo único que si deseaba en el alma que desapareciera era esa horrible sudadera vieja de Pikachu.

Ava caminó hacia el lavabo y chocó contra un cesto de ropa, se quejó soltando palabrotas si sobó su rodilla, se cepillo y yo estuve sin hacer un ruido observándolo, era casi increíble lo distraída que era que aun estando frente al enorme espejo y siendo la puerta de la regadera transparente como era capaz de no darse cuenta que yo estaba ahí. Después de cepillarse Ava se quitó mi playera y quedó expuesta ante mis ojo, entonces se dio la vuelta para dirigirse a la regadera y gritó tratando de taparse.

-¡Dios! Lo siento no te había visto- sus blancas mejillas tomaron un color carmesí al instante, levantó mi camisa para tratar de taparse pero para ese entonces ya era tarde, ya no la dejaría salir.

Abrí la puerta de la regadera y me acerqué a ella de dos zancadas, su mirada se centro en mi duro miembro antes que en mis ojos y al darse cuenta que lo había notado se ruborizo, podría acostumbrarme a eso, a ver sus mejillas coloradas todo el tiempo, era lo que mas me gustaba de ella.

-¿Alguien le ha dicho alguna vez pequeña Collins que su cuerpo es terriblemente sexy?- Dije arrancando le mi playera de encima para tirarla a un lado, ella seguía intentando cubrirse pero la besé y sus manos viajaron a mi cuello, luego poco a poco la llevé hasta la regadera, su piel se erizó al sentir el agua tibia, sentir su cuerpo mojado junto al mio me excitaba muchísimo mas, no dejaba de besarla y ella me seguía el ritmo, luego apagué la regadera y la alcé, pasé mis manos por sus nalgas para que poder levantarla y llevarla a la bañera, una vez dentro la senté en el respaldo y me hinqué para estar a la par y besarla, recorrí su cuello mientras le acariciaba los pechos haciéndola regalarme excitantes gemidos, luego bajé trazando una linea con mi lengua hacia sus delicados y hermosos senos, los lamía repartía pequeñas mordidas, la miraba por ratos y sus mejillas estaban al rojo vivo, seguí bajando y cuando ella notó a donde me dirigía trató de detenerme, tal vez por pudor, o pena pero no me detuve, la empujé ligeramente para que se recargara en la pared y comencé a lamer su zona mas intima, su sabor era indescriptible, era jodidamente embriagador, luego le hice el amor hasta hacerla alcanzar el clímax, si por mi fuera estaríamos todo el puto día en ello pero era claro que no sería así, ella era nueva con respecto al sexo y no la empalagaría con eso, al fin y al cabo teníamos toda una vida para hacer el amor.

Después de bañarnos nos dedicamos a arreglar las cosas durante todo el día, pedimos pizza en vista de que nadie excepto Tom y yo sabíamos cocinar pero estábamos bastante cansados y hacerlo nos quitaría algo de tiempo, terminamos muy tarde y al hacerlo Ava quería ver pelíulas y yo simplemente dormir.

Mike-Ethan: "Et, hermano te hemos conseguido una carrera para mañana en la noche, las apuestas están al tope tienes que venir"

Leí el mensaje que me había llegado y admito que el solo hecho de imaginarme en una carrera me puso los nervios de punta, amaba correr, era una sensación de paz la que me invadía cada vez que lo hacia, me gustaba que me reconocieran como un buen corredor al menos en los bajos mundos. Tom estaba a mi lado y las chicas estaban en la cocina preparando una botana que acaban de ver en Internet.

-¿Qué opinas?- le pregunté a Tom mientras le mostraba el mensaje que me acaba de llegar.

-Et, le prometiste a Ava que ya no habrían peleas, ni carreras ni nada que pusiera en riesgo tu reciente operación- las palabras de Tom me caían como un balde de agua fría que apagaba mi emoción, era cierto, llevaba dos meses de recuperación de mi operación en el ojo, además le había hecho una promesa a Ava que no podía dejar de cumplir.

Mi hermosa pesadilla ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora