Me acerqué un poco más a él quedando a unos pocos centímetros de distancia. Tomé sus manos y lo besé, él se tensó e intentó resistirse, pero luego cedió y lentamente me correspondió
Cuando el aire hizo falta nos separamos
- esta mañana iba a preguntártelo pero lo olvidé, ¿y tú ansiedad? –dijo tímidamente y sonrojado-
- hace mucho que no me siento así contigo
- Kiot… hoy en el parque… iba a decirte lo mismo
- que cosa? Lo de la ansiedad? –todavía tenía sus manos sujetadas-
- no! … que me gustas…
Él hizo el amago para besarme pero lo detuve
- espera
Él me miró confundido pero lo ignoré. Me quité los borcegos y se los pasé
- póntelos
- qué? Por qué?
- solo hazlo, luego entenderás –reí-
Se puso mis borcegos con cuidado. Podía ver a distancia que no eran de su talle, se veía adorable
- no entiendo… -¿Por qué tenía que ser tan inocentemente dulce!?-
- porque así, será más fácil besarte
Dicho eso lo besé nuevamente, pude sentir una sonrisa de su parte y luego me correspondió con dulzura
- eres un tonto
- mbah? Por qué lo dices? –me reí-
- no te burles de mi –dijo con un puchero-
- te ves jodidamente adorable
Lo acerqué a mi tomándolo por la cintura
- te quiero pelirrojo – dije juntando mi frente con la suya-
- por que suena tan bien cuando tú lo dices?
- decir qué?
- llamarme pelirrojo o enano… siempre me han molestado con eso, lo odié toda mi vida… y ahora solo quiero escucharte decirlo –dijo tímidamente mientras pasaba sus brazos por mi cuello-
- ser pelirrojo o bajito no son malas cualidades, te hace adorable a mis ojos, te llamo así porque son características que me encantan de ti, te llamo así por cariño
- gracias – dijo con una hermosa y brillante sonrisa- eres el primero que me trata tan bien
- te lo mereces enano – volví a besarlo- te quiero
- yo también
Íbamos a volver a besarnos cuando alguien golpeó la puerta de la habitación
- RUBBY! –era la estúpida de su amiga?- necesito tu ayuda! –Intentó abrir la puerta- abre
- ahí voy Hinata
Disolvimos ese abrazo y yo rápidamente me dirigí al baño, no sin antes susurrarle al oído;
- ten cuidado en que no te mire mucho los labios, están más rosados que de costumbre
Él se sonrojó y le abrió la puerta a Hinata
- qué haces aquí Hinata?
- necesito que me ayudes con la canción que me dejaron en el club de coro, no puedo entonar bien esto –dijo tan quisquillosa como siempre-
- Hinata…
Estaba sorprendido de que esa estúpida después de hacer lo que hizo en la escuela tuviese el valor de venir a su casa