Capitulo 1: El extraño

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- Adiós mamá. –Murmuré y me fui antes de esperar una respuesta-

Salí de casa cerrando la puerta tras de mí.

Caminaba hacia la escuela con mis auriculares puestos escuchando "Where Did The Angels Go" de Papa Roach, una de mis bandas favoritas.

Llevaba un pantalón negro, una remera gris claro y una chaqueta negra larga que me llegaba un poco más arriba de las rodillas y zapatillas negras. Llevaba mis ojos delineados y un piercing en el labio.

Primer día de escuela, aquí comienza mi infierno.

La escuela no era uno de mis lugares favoritos dónde estar. Las clases eran aburridas, no tenía amigos y me daban una golpiza cada vez que me descuidaba.

Aunque si lo pienso así, mi casa tampoco era uno de mis lugares favoritos dónde estar.

¿Realmente quería estar en algún lugar?

Cuando llegué los pasillos estaban desiertos, atravesados momentáneamente por profesores apurados. Revisé mi reloj y todavía faltaba media hora para que comenzara a llegar gente; calculaba que poco menos de una hora en total para que comenzara el acto de inicio de clases. Suspiré frustrado y fui al patio, me senté en el suelo contra una de las paredes del edificio y me puse a escribir.

Hacía varios meses que había comenzado una historia, no era la gran cosa, dudaba que tuviese algo verdaderamente interesante, pero era una manera de poder expresarme. Escribir era una de las pocas cosas que me mantenía ligeramente cuerdo. No es como que realmente pudiese aplicar esa palabra a mi persona.

"... Amy se encontraba en una cueva, se había escondido de Morret, el hechicero que la perseguía..."

Iba a seguir escribiendo cuando algo o alguien me tapó la luz de la cual requería. Subí mi mirada a ver quién fastidiaba. Un chico no muy alto, estaba frente a mí. Tenía unos jeans comunes, zapatillas deportivas blancas y un buzo con capucha y bolsillo canguro gris. Llevaba el cabello pelirrojo atado en una cola de caballo.

- ¿Qué quieres?

- ¿Qué escribes? -Preguntó ignorando mi pregunta con una sonrisa-

- No es de tu interés, piérdete. –Suspiré y comenté para mis adentros - No creía que desde el primer día comenzaran a molestarme... y desde tan temprano...

- No vengo a molestarte, me pregunté qué hacías solo y vine a hacerte compañía.

¿Cómo podía sonreír tanto?

- No será que tú te sientes solo y por eso vienes buscando compañía?

- Puede ser. –Rio- Vaya, eres bueno leyendo a las personas.

- Lamento decirte que no soy una gran compañía, vete.

- No lo haré. –Sentenció sentándose a mi lado-

- ¿Por qué no te vas y me dejas solo!? ¡Invades mi espacio!

Me paré de golpe y abandoné el patio, dejándolo sentado solo con una gran interrogante plasmada en la cara.

Genial, ya ni siquiera podía estar tranquilo en donde siempre lo estuve ¿Por qué se me tenía que pegar tanto? ¡Demasiado molesto!

Me adentré en el pasillo que me llevaba al salón principal, pero para mi desgracia me encontré con el idiota de Kent y su pandilla de lameculos. Conocía a Kent desde la primaria; él siempre se encargó de hacer de la escuela una tortura diaria. Lo odiaba con fuerza desde lo más profundo de mi alma.

Aléjate de mí, pero no me dejes solo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora