Capítulo 6: Mi verdadero yo

69 9 4
                                    


- Porque no quiero romper a llorar.

- Kiot, no puedes reprimir las lágrimas por siempre.

Abracé mis rodillas y apoyé mi cabeza en ellas.

- No puedo.

- ¿De qué hablas?

- No puedo ir a la escuela así.

- No iremos hoy ¿De acuerdo? Pero por favor, háblame.

- No deberías faltar a la escuela por mí.

- Kiot, dios mío, es un solo día. No me sucederá nada por faltar un solo día a clases.

Sabía que tenía que hablar con él. Rub se merecía saber.

Inhalé hondo y lo retuve lo más que pude.

- Tengo depresión desde hace 4 o 5 años, no podría decirlo con seguridad –Solté todo el aire que retenía y sentí cómo mi voz se quebraba-. Se siente como una eternidad.

Odiaba tanto mi vida. Me odiaba a mí mismo. Me odiaba por ser tan débil y estúpido. Se supone que yo tenía que poder lidiar con esto.

- ¿Qué? –Susurró sorprendido- Dios mío, Kiot.

- El año pasado fui a un psicólogo. Él me dijo todo eso.

Si seguía hablando iba a quebrarme. No quería quebrarme otra vez.

- Kiot...

- No te compadezcas, me hace odiarme aún más.

No quería mostrarle mi cara porque ésta ya se había humedecido por las lágrimas

- Lo siento. Lo siento tanto.

No podía contestarle, sentía ese nudo en mi garganta que no me permitía hablar. Sentía como todo los pedazos rotos de mi interior rasgaban mi piel en un intento desesperado por salir.

- ¿Qué puedo hacer para ayudarte?

Quería estar solo. Necesitaba estar solo. De esa manera, la autodestrucción era mucho más sencilla.

- ¿Quieres agua? ¡Rayos! No sé qué hacer, Kiot. Dime que tengo que hacer para ayudarte.

- Cállate un poco.

Mi voz se había escuchado tal como había previsto, insostenible, frágil y rota.

Totalmente destrozada.

- Kiot ¿Estas llorando? –Preguntó sorprendido.

Levanté la vista y lo miré con ira.

- ¿Acaso tienes algún maldito problema con ello?

Luego me paré y me encerré en el baño apoyando mi espalda contra la puerta.

Todo mi cuerpo temblaba. Sentía que si no hacía algo pronto iba a explotar.

- Estaré aquí afuera por si quieres hablar conmigo.

Su voz emanaba tristeza. Dolor puro y crudo.

Acababa de lastimar a la única persona que había querido estar conmigo en años.

Acaba de lastimar a mi único amigo.

Desesperadamente revisé mis bolsillos. Siempre llevaba por lo menos una conmigo. El filo rozó las yemas de mis dedos y algo en mí se tranquilizó.

- Kiot ¿Por qué no hablas conmigo?

- No lo sé. Tal vez no me salen las palabras. Tal vez no quiero que sepas que tan débil he sido.

Aléjate de mí, pero no me dejes solo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora