—¿Qué es gracioso?

—Tu cabello... parece que te ha explotado algo.

Louis rueda los ojos y su sonrisa baja de intensidad, pero no deja su cara. Mientras Harry termina de reírse y de ponerse de pie, él escanea sus alrededores: el cielo retumba con truenos y deja caer agua por montones allá afuera. Su habitación se ve mediamente desordenada. Hay una charola con desayuno aún humeante sobre su escritorio. Puede distinguir dos tazas, un bol con melón y un plato con panqueques.

—¿Me trajiste el desayuno? — respinga, perdido.

Harry voltea a ver la charola y luego al ojiazul, alzando una ceja. —Si, tu me lo pediste. También me pediste que te viniese a despertar, porque Stan se iría y sabias que Elizabeth te dejaría a tu suerte.

Louis se sienta en la cama con mirada confundida. Agacha la cabeza y con ambas manos, agita su cabello hasta que este queda decente. Para entonces, entiende.

—Todo lo que te diga borracho es mentira, Harry. No tenias que tomarlo tan literal.

El ojiverde sonríe y al mayor le llama la atención la manera tan rápida en que aparece y desaparece el hoyuelo en su mejilla. —Ya sé, Louis. Me lo dijiste. Además de esto, prometiste que si te despertaba me ayudarías a estudiar antes de irnos al ensayo. Pero se que no lo harías, así que solo cumplí con despertarte y traerte el desayuno. Se que con resaca a uno le da sed y mucha hambre, así que me aseguré de que tengas algo en el estómago y estés hidratado.

Louis parpadea. —Y si te lo dije, ¿por qué hiciste todo esto?

—Simple amabilidad. Se que tu...

—Ni de broma haría lo mismo por ti— interrumpe el otro, pensándose más inteligente.

Harry le da una sonrisa burlona. —Lo sé. Iba a decir que se que tu no lo harías por mí, pero que, por como ya habrás podido notar, no somos iguales.

El ojiazul le alza una ceja y comienza a levantarse de la cama. Le resulta extraño. Harry no se queda callado como antes, no le deja ser como antes. Se ha vuelto más insolente y respondón. Cacha todos los tiros de Louis en el aire. Le gusta eso.

Mantiene la pelea interesante.

Echa un vistazo a la charola y nota que hay un plato lleno de yogur con frambuesas encima, una taza de café, una de té y un plato con pan tostado.

—Odio el café.

—Lo dijiste ayer, el té es tuyo— habla Harry, tomando la taza caliente de café entre sus manos. —Deberías apresurarte, falta solo media hora para que inicie el ensayo.

Louis toma un panqueque a la vez que le muestra el dedo medio. A medida que mastica, consigue llegar hasta su laptop y poner su playlist de punk rock antes de lanzarse a buscar su atuendo de ese día. Harry lo observa, parado desde la ventana mientras toma pequeños sorbos de café y ocasionales mordidas a un pedazo de melón.

El ojiazul corre de aquí a allá: abre la llave de la ducha y aprovecha el tiempo que le toma al agua calentarse, para buscar un par de pantalones deportivos negros, una camiseta gris y un abrigo amarillo que servía para la lluvia.

Pronto este se encerró en el baño y la habitación quedó sumergida en el ruido de los Sex Pistols y del agua corriendo dentro y fuera de la habitación. Harry permanece un momento simplemente observando, pero él bien sabe que no puede simplemente no hacer nada.

Hace la cama de Louis, sacudiendo las arrugas de la colcha negra. Coloca la ropa limpia sobre la cama, colecta la ropa sucia del suelo y la pone en el cesto al que pertenece, sacude un poquito el escritorio de Louis.

𝙿𝚘𝚒𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 | Libro #1| Larry StylinsonWhere stories live. Discover now