Capitulo 30

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Narra Manu.

Hoy al despertar lo primero que iba a hacer sería visitar a Ana, ya estaba listo; me había cambiado y llevaba algunos libros para que pudiera leer mientras seguía internada, pero aún con el tiempo que había pasado ahí no decían nada respecto a su estado de salud, aún así no hemos hablado de mucho, tenía miedo de tartamudear al hablar o decirle todo sin que me haya preguntado.

Me mantenía todavía en duda, no sabía que íbamos a hacer, ¿íbamos a hacer algo? ¿qué sentíamos? Ni yo estaba seguro de eso, lo que sí sabía es que me sentía diferente a cuando estuve con Megan, tenía dinosaurios en el estómago y no podía dejar de sonreír al verla; como todo un tonto. Sin embargo me aterraba, tenía tanto miedo de sentir eso porque al final del día antes de ir a dormir y recordar su sonrisa, la veía 10 años atrás, jugando conmigo, riendo, llorando por haber caído, todos esos momentos venían de golpe y hacían que perdiera el sueño, porque no puedo cambiar mi familia, me gusta como es pero quisiera no ser parte de la de ella.

Por eso hoy iba a verla, la extrañaba y necesitaba verla por lo menos unos segundos, escuchar su risa, ver su sonrisa, adorar sus manos que eran más pequeñas que las mías y ver cómo encajaban perfectamente, sentir el calor de su tacto y los pequeñas caricias que hace con su dedo pulgar, lo cual me relaja, eso era exactamente lo que necesitaba hoy.

Claro, no conté con que mi madre me estaría esperando en la mesa del comedor, con un té en sus manos y decaída, se veía triste, añorando algo, recordando el pasado o simplemente pensando en nosotros sus hijos, preocupándose nuevamente por nuestro futuro.

-Buenos días mami. -dije mientras me acercaba a ella y le daba un beso en la mejilla.

-Hola, mi amor. -sonrío y señaló la silla frente a ella-. Siéntate un momento, necesito que me digas algo.

-Claro. -me senté y puse mi mochila en la silla de al lado-. ¿Está todo bien?

-Ayer... -comenzó- vino Megan, me la encontré mientras iba al centro, pensé que seguían juntos, por lo que la invité a comer, sin embargo nunca llegaste. -me vio y sentí decepción en su mirada, tristeza y confusión.

-Sí, tuve que ir a una exposición de la carrera de medicina. -baje mi mirada, no podía seguir viéndola.

Mis manos ya temblaban sobre la mesa, tenía nervios, no sabía que iba a decir, pero solo con la mención de ella suponía que no sería nada bueno, ¿y si le dijo? Todo lo que pasaba con Ana. Sabía que algún día tenía que decirlo, pero no ahora, no mañana, no pronto.

-¿Por qué se dieron un tiempo? -preguntó-. Los veía muy felices, incluso le regalaste aquella pulsera en su cumpleaños. ¿Qué pasó Manu?

-Ya no voy a volver con ella mamá.

Después de decir eso la vi a los ojos, seguían siendo los mismos; apagados, no entendía porque estaba así, no fue mucho el tiempo que dure con Megan y menos el que le hable sobre ella.

-Me contó que la dejaste por otra chica. -me sorprendí por sus palabras-. Estaba bastante triste, pero no me dijo quién era la otra.

-Ya no la quería como ella a mi. -suspiré abatido- Fue un gran momento, fui feliz, pero yo sabía en el fondo que no podría darle todo, porque ya lo estaba dando en alguien más.

-¿No te pusiste a pensar en sus sentimientos? -soltó cruelmente-. Eso es cruel hijo.

Me quede callado, sabía que eso había sido bastante difícil para mi, ni siquiera pude terminar con ella, pero imagino que ella interpretó detrás de mis palabras lo que en realidad quería decir, espero lo haya hecho.

¿Primos? (Manu Ríos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora