Capitulo 29

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Narra Ana.

Al día siguiente, no volví a ver a Manu en la clínica, ya era cerca de medio día, solamente había visto a Denisse, con quien pase un buen rato charlando, nada de problemas, amoríos, celos, solamente hablando de cosas triviales, incluso hablamos de que universidad tomaríamos, aunque yo todavía tenía que hacer unos cuantos asuntos pendientes en la preparatoria. Ella dijo que sería Psicóloga, le gustaba también la medicina, pero había tomado la decisión e incluso pronto comenzaría a llenar hojas de inscripciones para ser aceptada en las universidades que más llamaron su atención y agrado.

Por más que intentaba no podía quitar la sonrisa boba que traía en los labios, incluso me dolían un poco las mejillas, pero después recordaba lo sucedido ayer y que no he visto sus ojos pasaba tener una mueca de tristeza.

Tenía miedo de soñar con Tom, porque todavía no sabía qué hacer... tenía un gran lío en mi mente y mis sentimientos se encontraban luchando entre sí, mi corazón peleaba con mi moral y lo correcto, la decisión que debía y quería tomar.

En uno de mis tantos pensamientos contradictorios y posibles escenarios erróneos, llegue a pensar que si aceptaba los sentimientos de Tom podría olvidarme de mi propio Primo, pero ¿romper un Corazón o dos? He ahí el dilema. No podría con eso y si fuera a la inversa no lo soportaría, verlo con alguien más sería volver a unas semanas atrás y eso fue muy deprimente.

Sin embargo lo esperaba que al siguiente día se presentara nuevamente él, en la puerta de mi habitación, con una sonrisa en los labios y flores entre sus manos. No podía, no podía. Tenía que hablar con él seriamente y rápido.

-Buenos días Ana. -dijo todavía en el umbral.

-Buenos días. -dije con un timbre nervioso y lo invité a pasar con un movimiento de muñeca.

Mientras se acercaba podía ver la sonrisa más de cerca, sin embargo en sus ojos seguía sin encontrar aquel brillo que me dijera: dale una oportunidad. Por eso, cuando estuvo cerca borré la sonrisa.

-Tengo que decirte algo. -baje la mirada, no quería verlo a los ojos más tiempo.

-Claro, pero primero tengo que saber si podía traer flores ¿eres alérgica o algo? -preguntó preocupado y atiné sonreír negando.

-Puedes ponerlas en aquella mesa, aunque no estoy segura si podías traerlas, como vez está vacío aquí, todavía no sé muchas cosas.

-Espero que si, fue difícil hablar con Hope sin que se riera de mi.

Hizo una mueca y pasó la palma de su manos y sus dedos entre las hebras negras que eran su cabello, ahora lucia despeinado, parecía que se había esforzado hoy, pero no quería darle alas y hacerlo volar para luego cortarlas y que cayera en picada. No podía, no debía.

-¿Y qué querías decirme? -preguntó acercándose a donde yo estaba y sentándose a un lado, en una silla, no lo quería tan cerca.

Me quede callada, ¿tenía que decirle ya? ¿Era necesario? ¿No podía no sé, desaparecer? Porque ahora que había llegado el momento no podía.

-Primero cuéntame, ¿cómo te ha ido? -evadiendo el tema principal, muy mal de mi parte.

-Pues bien, nuestros padres están felices de volver a tenernos aquí, aunque mañana volvemos a América.

-Oh, seguramente los he retenido aquí. Lo siento mucho.

Baje la mirada y me sentí mal, seguían aquí porque se habían quedado, seguramente tendrían varios problemas al volver.

-No te preocupes, nos agradó volver más pronto de lo que creíamos, pero con Hope hemos tomado clases en línea, tranquila. -sonrío, con esa sonrisa que me prometía tanto, llena de anhelo.

¿Primos? (Manu Ríos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora