Capítulo 42: Asuntos pendientes

Start from the beginning
                                    

Apoyó su mejilla en mi cabeza. Seguí tomando de sorbo en sorbo, no era mucho.

—¿Y tu mamá?

—Salió.

Tomé otro sorbo.

—¿Nos habrá visto? —pregunté con algo de vergüenza—. Digo... desde tu jardín, aquí durmiendo...

Sentí su sonrisa por mi cabello.

—No lo sé... por cuestiones de respeto, no ha de haber venido por aquí. Su habitación da al primer jardín además.

Tomé otro sorbo para ahogar la vergüenza y suspiré.

—Bueno... me alivia. —Sostuve la taza con una mano y con la otra libre deslicé mi dedo índice por su pecho—. Cómo añoraba tenerte.

Volví a sentir su sonrisa, ladeó el rostro y me dio un beso en la frente. Continué tomando de sorbo en sorbo mientras las puntas de mis dedos recorrían su piel. Las marcas de sus heridas ya estaban por desaparecer. Sin embargo, la herida de mi brazo tardaría más, el tiempo normal y mediocre de los humanos.

Ya estaba por terminar el líquido, me había dado calor. Acaricié su vientre bajo, tomó mi mano y la subió a sus labios, rozándolos en ella.

—Debes dormir —susurró contra el dorso de mi mano.

—Tú también.

Terminé el líquido y me hizo recostar de nuevo, se echó de costado a mi lado. Me envolvió con la colcha y me rodeó, apretándome contra su pecho. Me sentía como un capullo de mariposa, también sentía calor, pero estaba inmensamente feliz de poder dormir deleitándome con su glorioso aroma. Pronto me perdí en el sueño.


***

Cuando desperté me sentí completamente caliente, había transpirado en cantidad y estaba casi empapada. No me gustaba esa sensación pero había algo más, ya no me sentía mal, podría jurar que estaba sana. Algo debían haber tenido esas hierbas aparte de calentar mi cuerpo con la temperatura del líquido.

Sirio aún me tenía abrazada contra su pecho y estaba profundamente dormido. Me sentí mal al haber sido tan desconsiderada, no le había preguntado cuántos días lo habían tenido así. Aunque, pensándolo bien, quizá no lo sabría.

No quería despertarlo. Me separé unos centímetros y quedé observando su rostro, tan apacible y joven, infinitamente mío.

Pasé unos veinte minutos observándolo, dejando que la tarde empezara a acabar, pensando en muchas cosas. Sobre todo en qué es lo que quería hacer de ahora en adelante, quería poder vivir tranquila con él, olvidándome de los problemas.

Ahora que los evolucionados estaban siendo vistos con otros ojos en las ciudades, la esperanza de lograr eso crecía en mí. Solo quedaba asegurarnos de que Orión no lo buscara más y terminar de arreglar las cosas con su sociedad para quedar en una especie de tregua.

Sirio frunció el ceño, haciéndome salir de mis pensamientos. Se tensó y empezó a gruñir bajo en su garganta. Otra pesadilla. Se me contrajo el corazón. ¿Era que de ahora en adelante ya no volvería a dormir tranquilo?

Logré sacar mi brazo de mi envoltura y acaricié su rostro, pero seguía gruñendo y empezaba a respirar agitado. Saqué mi otro brazo y rodeé su cuello, abrazándolo.

—Amor, estoy aquí —le murmuré a su oído.

Paró de gruñir y me apretó contra su cuerpo, haciéndome saber que había despertado. Suspiré y acaricié su cabello. Era oficial, éramos dos traumados. Besé su frente y sus penetrantes ojos de depredador se plantaron en los míos.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Where stories live. Discover now