Capítulo 39: Fin del viaje

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—No —interpuse, casi susurrando. Los cuatro me miraron confundidos—. Sirio no mató a nadie y no lo harán ustedes —dije mirando a los gemelos—. Él no querría esto.

Max sonrió de forma incrédula, pero al ver mi expresión seria dejó de hacerlo. Ursa rodó los ojos mientras los gemelos corrían a parar la hemorragia de Antares.

Al final los dos evolucionados terminaron atados con el cable eléctrico, espalda con espalda. Ursa y los gemelos se vendaron las heridas.

Desatamos a Sinfonía y Ursa le dio varias sacudidas fuertes para que despertara. Vaya forma. Ella abrió los ojos y se asustó al vernos.

—Oh, podrías dejar de ser tan cobarde —renegó Ursa.

Sinfonía flexionó sus piernas y abrazó sus rodillas.

—Sirio... —susurró y enterró el rostro en las rodillas.

—Sí, lo sabemos y es tu culpa —la atacó Ursa.

Suspiré, otra vez con eso. Sinfonía alzó la vista con lágrimas y frunció el ceño.

—¡Cállate, no es mi culpa! ¡Cómo iba a saber que me seguirían! —respondió casi histérica.

Ursa le lanzó un gruñido mostrándole los colmillos, pude ver de reojo que Max estaba interesado en ver una pelea entre ellas.

—¡Cómo no ibas a saberlo!

Esta vez Sinfonía también le gruñó, sorprendiéndome, parecía inofensiva, pero estaba segura de que no lo era.

—Se nota que no lo apreciabas, ¡no te preocupaste en ver qué planeaba Orión y avisarle!

—¡Lo apreciaba más de lo que tú crees! ¡Y lo que hiciste no le ayudó por si no te has dado cuenta!

—Chicas, ya —pidió uno de los chicos.

—Él era más importante para mí, aunque no lo creas —dijo Sinfonía con la voz quebrada.

—Ver quién lo apreciaba más no lo traerá de vuelta, ya cállense —les regañé a las dos con inmenso dolor.

Ahora no sabía quién de las tres lo amaba más, ya que ellas eran capaces de ocultar sus sentimientos, pero eso ya no tenía importancia. ¿De qué me había servido mi amor? No lo salvé.

La noche ya había caído. Apus y Antares despertaron y estaban observándonos muy enfadados.

—¿Por qué no nos mataron? —preguntó uno.

Sentí repulsión por esa estúpida pregunta.

—Cállense —les ordené entre dientes tomando el arma de Max y presionando el botón. La electricidad los volvió a dejar inconscientes. Max me miró con susto un par de segundos—. ¿Al menos sabes a dónde lo llevaron? —le pregunté a Sinfonía.

Ella frunció el ceño, buscando en su mente. Sacudió la cabeza.

—Creo que para el norte... no sé bien. —Se agarró la cabeza ante algún recuerdo y apretó sus dedos en su cabello—. Me dejaron aquí atada.

El celular de Max sonó de pronto haciéndome brincar del susto. Contestó y arqueó las cejas.

—Sí... interesante... —murmuró—. Gracias, es justo lo que necesitábamos.

Colgó y me miró con una media sonrisa.

—¿Y bien? —quise saber.

—Ácrux volvió a la ciudad —me sorprendí—, dice que logró averiguar que se llevaron a Sirio a un tal fuerte llamado... ¿Marte...?

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Onde histórias criam vida. Descubra agora