Capítulo 39: Fin del viaje

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Todo era gruñidos, golpes, mordidas y gritos. Me temblaba la mano con el arma mientras veía absorta la escena. Los gemelos y Ursa eran tan veloces como Sirio lo había sido y estaban dándoles buena pelea a esos dos hermanos del mal. Sentí rabia e impotencia por no poder lanzarme también contra ellos, cómo deseaba poder golpear muy fuerte a esos dos.

Los dos gemelos atraparon a Antares, mordiéndolo uno en el brazo y otro por el cuello, pero Apus arrebató a uno de un golpe teniendo a Ursa casi encima mordiéndole el hombro. Ursa tiró con fuerza y le arrancó la carne mientras que Antares agarraba al otro gemelo y también lograba arrancarle la carne del brazo para luego ser golpeado por el otro.

Reaccioné al ver sangre en la tierra.

—Debemos hacer algo —pedí con urgencia.

Max estaba intentando apuntar con el arma, pero los evolucionados se movían y cambiaban de posición muy rápido en su pelea salvaje. Un grito me hizo estremecer: Ursa.

Volteé a ver. Ella apretaba su abdomen mientras los gemelos mordían sin piedad a Antares, que era el que seguro la había herido así.

Me horroricé al ver que Apus se lanzó a Ursa y la agarró del cuello para empezar a golpearla contra la tierra. Apunté y disparé casi sin pensar, soltando un corto grito cuando el arma me hizo retroceder un paso; no me había acordado de mantenerla firme.

Pero para mi suerte la bala le había dado en el hombro a Apus y había caído a un costado, gritando. Ursa se puso de pie, pero fue embestida por Antares. ¡Rayos! Los gemelos se lanzaron a morderlo mientras Apus hacía lo mismo con ellos.

Max corrió a la camioneta a buscar alguna cosa más efectiva quizá. Ursa corrió y se metió a un fuerte cercano. Apus se liberó de la mordida de uno de los gemelos en su antebrazo con un golpe y una patada que lo estrelló contra el suelo mientras salía corriendo tras Ursa. Max apareció a mi costado y disparó.

Me sorprendí y sonreí fugazmente al ver que le había disparado un cable de acero que se le había enredado en la pierna y lo había inmovilizado con un shock eléctrico. Los dos gemelos actuaron en equipo y golpearon a Antares, pero este seguía dando pelea.

Noté movimiento desde el fuerte y vi a Ursa salir con Sinfonía, ella estaba encadenada e inconsciente. La dejó en el suelo y corrió casi cojeando a terminar de ayudar a los gemelos mientras yo corrí con Max a atar bien a Apus antes de que despertara.

Lo envolvimos bien con el cable. Max empezó a hablar mientras terminaba de atar.

—Si aprieto un interruptor en el arma, el cable volverá a pasar otra descarga. ¿Ves? —Señaló la punta del cable que había ayudado con su peso a enredarse en la pierna del hombre—. Ahí está la batería.

—Debiste enseñarme a usar esta —reclamé.

Se encogió de hombros y volteó a ver a los otros, hice lo mismo. Uno de los gemelos tenía a Antares de la yugular mientras los otros dos lo tenían inmovilizado, cayó inconsciente al fin.

—Átenle la herida —sugerí mientras me acercaba.

—¿Por qué? —preguntó Ursa.

—¿No quieren hacerle preguntas? Yo quiero saber dónde está...

—No te lo dirán así amenaces con matarlos —me interrumpió Ursa.

Suspiré. Sí, quizá tenía razón, eran H.E. después de todo, preferirían morir.

—Ya déjalo ahí, que se muera —dijo Max.

—Sí —respondieron los tres.

Tensé los labios.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Where stories live. Discover now