Capítulo 31: Mensaje encargado

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—Hey, te hice feliz.

Volví a reír, al recordar que aquella vez en el hotel le había dicho que esa mujer que gemía, estaba feliz.

—Mi Sirio, mío, solo mío —jadeé contra sus labios.

—Y tú eres mía también.

—Vamos, no quiero que te hagas tarde. —Le planté otro beso más para luego separarme despacio de él, y volverlo a llevar al baño.

Nos duchamos, volviendo a recorrer nuestros cuerpos con el jabón, entre sonrisas cómplices y besos.


***

Me mordí el labio al recordar la noche, mi corazón se había acelerado, vaya muchacho que tenía. Al final había tenido que salir hacia el auto juntando mi blusa con mis manos, ya que algunos botones estaban perdidos, y mi sujetador ya no enganchaba. No me había molestado por eso, al contrario. Aunque él se había disculpado varias veces mientras yo reía entre dientes.


Al llegar al hospital, fuimos rápido a nuestra habitación para vestirnos. Me despedí de él con otro suave e intenso beso y fui hacia el laboratorio mientras sentía que volaba, no había forma de amarlo más de lo que lo hacía ahora.

—Te veo extremadamente feliz —dijo Rosy, sacándome de mis pensamientos y mirándome de forma sospechosa.

—Bueno, sí, soy feliz —respondí.

—Han tenido mucho sexo, ¿verdad? —susurró curiosa.

—Chica... —intervino Marcos.

Suspiré.

—¿Cómo ha estado el laboratorio? —pregunté tratando de hacer a un lado el rubor.

—Tienes un par de rasguños en el mentón... —dijo Rosy con una sonrisa traviesa.

Me aparté un poco más, fingiendo despreocupación, antes de que viera los que tenía cerca del oído y en el cuello.

—Sí, no es nada.

Dio un silbido de sorpresa y volteó para seguir con lo suyo. Suspiré de nuevo, intentado bajar el calor de mis mejillas.

Apoyé mis codos en la mesa y me quedé pensando unos minutos, me volví a perder. Se me escapó una sonrisa y mordí mi labio inferior nuevamente al sentir el recuerdo de sus besos y sus jadeos de placer por mi cuello, mientras su cuerpo ardía sobre el mío. Todas las sensaciones todavía latían en mí.

Sacudí la cabeza. Marcos me mataría si no terminaba de ver cómo los glóbulos blancos de los evolucionados reaccionaban ante otras tres enfermedades más. Suspiré. Vaya estudios tontos que nos encargaban hacer.

Nuevamente mi cabeza se ocupó de pensar en cómo hacer para que no hubiese más peleas y vivir en paz con Sirio. Si me iba con él a su ciudad así sin más, no se apartaba la posibilidad de que los humanos la destruyeran algún día. Si seguía con él aquí, seguiría con los de seguridad y al salir tendría que ocultar su apariencia.

Quizá debía seguir con mi intento de llevar la vida que quería con él estando aquí, así sin esperar. Si el gobernador también estaba dentro de esos corruptos no iba a llegar a ninguna parte, al menos no pronto.


***

Después de acabar con la jornada me dirigí a la salida posterior del hospital. Avancé para ver el campo de entrenamiento más de cerca, Rosy me seguía como siempre. Pasamos la vegetación que rodeaba el cerco y quedamos mirando.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Where stories live. Discover now