Capítulo 32: Destinos.

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Me sentí superada.

Pase una mano por mis ojos.

Por un tentador momento quise derrumbarme sobre mi cama y no levantarme de ahí en todo un día. ¿Qué más quería Axel de mí?

Se había llevado cosas que me importaban sin ningún reparo. Mi primer beso, mi primer amor. Todo.

Pero ¿Mi puerta?

Vi los restos carbonizados de la puerta y los pateé lejos, furiosa. Era todo, esto había rebasado mi paciencia.

Mire con aire impotente a mi habitación. Seguía siendo un desorden, pero de todas formas me pregunte si él había hurgado entre mis cosas. Había joyas entre las maletas y dinero en la mesita de noche, sin contar una libreta del banco para extender cheques si lo necesitaba.

No, Axel ni ninguno de los chicos era ningún ladrón.

A penas lo pensé, me reí de mi propia estupidez. ¿Acaso no aprendía? Todo lo que había supuesto acerca de Axel resulto ser falso. Tal vez también podía ser un ladrón.

Y que más da si lo fuera, pensé con rabia, hubiera preferido que se robara todas mis joyas antes de que me hiciera creer que me quería.

Por que a eso llevaba todo, ¿No? Alguien que de verdad te amaba jamás te haría daño. No se atrevería a mentirte ni a manipularte, y mucho menos a destruir la puerta de tu habitación.

Mi padre trataba a mi madre como una reina, y sin importar cuanto molestara, jamás le levantaba la voz ni le insultaba.

Apreté los labios y respiré hondo, alejando ese abrumador sentimiento de tristeza y rabia que me quería dominar.

Sacudí mi cabeza como si de esa forma pudiera deshacerme de esos pensamientos, y me devolví sobre mis pasos hacia la escalera.

Fui directo a la sala de estar.

La puerta doble estaba abierta de par en par, y dentro continuaba gran parte del equipo, aunque el entrenador y el señor Goldman se habían ido. Esperaba que este ultimo se hubiera marchado de la casa. Me había dado escalofríos conocerlo y esa sensación volvía con solo pensar en él.

Vi a Iwan hablando relajadamente con las gerentes a un costado. Con su habitual carisma y su voz cortes le preguntaba por las cosas más comunes. Que pensaban de la ciudad. Si extrañaban su país o cosas parecidas a esa, pero se detuvo cuando me vio entrar.

Axel estaba en la esquina de la sala hablando en susurros con Jude y Shawn. Los tres parecían estar discutiendo algún tema de bastante urgencia por la forma de la intensidad de su voz o la tensión de su cuerpo.

Estaban tan absortos en la conversación que tuve que aclarar mi garganta para que me notaran.

Los tres giraron.

Mire directamente a Axel.

- ¿Podemos hablar? - pregunte.

Al principio parecio sorprendido, luego aliviado y finalmente vi como el entendimiento cruzaba sus facciones en una fracción de segundo.
Sabia tan bien como yo porque estaba aquí.

Dio un paso hacia mí y asintió secamente. Ni siquiera se disculpó con Jude o Shawn por abandonarlos. No sabia muy bien porque, pero les dediqué una breve mirada de disculpas por interrumpirlos, sirviera para lo que sirviera, pensé sombríamente mientras caminaba directo a la salida con Axel siguiéndome.

No sabía a donde me dirigía hasta que me di cuenta de que había tomado el rumbo a la biblioteca.

Suponía que mi subconsciente había tomado la decisión por mí. Siempre me había sentido más segura entre los libros y era el mejor lugar para hablar con Axel.

El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora