Capítulo 27: Dos capitanas.

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Una mirada a nuestras rivales fue suficiente para saber que todo había cambiado. El aire vibraba con nueva energía y promesas. Delani encabezaba la formación de su equipo, renovada y peinada. Sin heridas ni magulladuras a la vista. Volvía a ser la chica hermosa y perfecta de siempre.

Ajuste la cinta de capitana sobre mi brazo, tratando de que me diera el ánimo que necesitaba.

Me sentía pisando la superficie de una laguna congelada. Podía oír el peligro del hielo quebrándose bajo mis pies, sentir el vuelco de mi corazón y saber que si daba un paso erróneo el hielo se quebraría y caería a las aguas negras de la laguna, arrastrando a todo el equipo conmigo.

Mordí el interior de mi mejilla, y evalué a nuestras rivales.

En el primer tiempo, las chicas se habían comportados coquetas y francamente desvergonzadas. Se atrevieron a burlarse casi en las narices de cada uno de nosotros, y habían danzado entre nuestras defensas como si solo fuéramos unos niños.

Ahora las sonrisas dulces habían sido remplazadas por miradas de irritación y odio.

Quería reír de todo lo que ocurría. Seguía sin entender ese desprecio, ese genuino desdén como si yo hubiera ofendido personalmente a su madre. Tal vez considerara hacerlo al final de esto, solo para ganarme de verdad ese odio contra mí.

Miré por sobre mi hombro a mis compañeros, y di un pequeño toque al delgado hilo de acero que había quedado de mis dos brazaletes gemelos.

Pude respirar aliviada al sentir a los chicos. Desde la inestable aura de Axel hasta el tormentoso poder de Harley. Todos estábamos unidos.

Hubo un silencio que recorrió la cancha y entonces los tambores resonaron desde las cuatro esquinas de la cancha. Luego, el árbitro libero el balón.

No fue sorpresa de que Naisha volviera a superar a Axel.

Pero esta vez ya estaba preparada. Hice que nuestra formación retrocediera a nuestro lado de la cancha y espere paciente a que llegaran. Pase la orden de que permanecieran quietos y que ni se atrevieran a moverse un solo centímetro de su lugar.

Las hindúes dudaron, de seguro oliendo la trampa. Delani levanto su mano para que sus compañeras se quedaran dónde estaban. Ella inclino su cabeza a un lado como haría una víbora antes de lanzarse a la yugular de su presa. Vi como detrás de sus ojos calculaba los peligros y las probabilidades.

Hice que mis ojos recorrieran nerviosos a mi formación. Hice que mis dedos se crisparan, y di un paso atrás.

Una capitana nerviosa sería el festín de cualquier víbora, y Delani lo sabía. Sonrió, plenamente confiada en su superioridad y arremetió con todas las fuerzas de su equipo.

Un pequeño detalle que había omitido sobre el acero que rodeaba las muñecas de los chicos es que sutilmente podía darles ordenes que no captaba su mente consciente. Ellos se movían u obedecían sin siquiera saber que lo estaban haciendo, simplemente creían que a ellos se les había ocurrido la idea.

No era tan cruel como para manipularlos como marionetas. Solo lo ocuparía para asegurarme de que no rompieran la formación. Era crucial que no dudaran en obedecer mis ordenes y, por lo tanto, no podía permitirme el lujo del azar.

Pensé que los chicos romperían la formación al ver como dejaba que la selección hindú avanzara sin oposición entre nosotros. Espere que alguno intentara detenerlas.

Pero no fue así, y me sorprendió darme cuenta de que, pese a lo extraño de mi orden, ellos la cumplieran al pie de la letra a pesar de que vi su descontento casi pintado en sus caras al ver como las chicas los pasaban.

El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora