Capítulo 14 - Blow

Começar do início
                                    

Nos dirigimos a nuestros asientos de siempre, pero mi pesadilla no había hecho mas que empezar.

— Tía nos han quitado el sitio. — Murmuró North a mi lado mientras observaba al infame ser que se había empeñado en joderme la existencia. Seth se sentaba en mi sitio, como si nada pasara. — Allí hay otros asientos libres. — Cuando iba a cambiar de rumbo, la cogí del brazo.

— Nadie va a quitarnos nuestros sitios. — Dije mientras me dirigía hacia Seth decidida.

— Violet solo son unos asientos. — La ignoré. Mi cabeza solo pensaba a echar a ese malnacido de mi sitio, ya era algo personal.

Cuando notó nuestra presencia sus ojos se encontraron con los míos, y una falsa sonrisa se colocó en sus labios.

— Hola chulita. — Dijo a modo de saludo, lo que hizo que mi enfado se multiplicara.

— Estos son nuestros asientos. — Lo ignoré.

— Vaya, lo siento. Ahora me he sentado yo. — Su sonrisa se ensanchó.

— Violet vamos a otro sitio, no pasa nada. — Trató de convencerme North quien claramente estaba avergonzada de mi comportamiento.

— Antes de nada .. ¿Has traído mi ropa? — Pronunció, en voz alta. Noté la mirada de North sobre mi, ya no había marcha atrás.

Cogí mi mochila y saqué la maldita bolsa con su ropa de dentro para después tirarla violentamente contra su pecho.

— Gracias, chulita. — Sonrió una vez más.

Me aguanté mis ganas frenéticas de golpearle y di media vuelta, directa a unos asientos libres, me senté aún de mal humor en total silencio.

North se limitaba a mirarme curiosa hasta que decidió hablar.

— ¿De qué conoces al chico del discurso? — Preguntó.

— ¿Conocerlo? No lo conozco. ¿Qué te hace pensar eso?— Reí nerviosamente.

— Bueno, tenías ropa suya en tu mochila. — Hizo una larga pausa. — ¿Y por qué te llama chulita?

— Dice que soy una prepotente. — Expliqué, y me arrepentí de inmediato.

Entonces sí que os conocéis.

— Ayer me llevó a la parada del autobús. — Puse la primera excusa que se me ocurrió.

— Ya .. — Afirmó poco convencida. — ¿Y por qué tienes ropa suya? — Mierda, ¿que se supone que tenía que responderle ahora?

Rápido Violet, usa tu imaginación.

— El coche se averió por el camino. — Comencé a explicar. — Mi padre tiene un taller en Oakdale así que se algo de mecánica, entre los dos arreglamos el coche y me manché con la grasa del motor. Me dio algo de ropa que tenía en su coche.

— ¿Por qué iba a tener ropa en el coche?

— Yo que se pregúntale a él. — Di por terminada la conversación.

— Ya. — Murmuró no convencida, una pequeña risita se escapó de su boca.

— ¿Qué? — La miré.

— Nada nada. — Rió levemente.

Rodé los ojos, claramente no había colado.

La profesora entró al aula, y la clase comenzó.

Después de una larga hora de discusión sobre la diferencia salarial y el feminismo, salí de clase malhumorada por los retrógrados mentales que se hacían llamar humanos que habitaban en mi clase.

RUN©Onde histórias criam vida. Descubra agora