Capítulo 33

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Visita 2.

Al día siguiente...

Más allá del dolor que atenazaba su cabeza, sentir el calor de aquel cuerpo tan peculiar lo relajaba. Aún no se animaba a abrir los ojos mientras sentía martilleos en su sien, pero pegar la nariz a la nuca de Stiles y aspirar con profundidad, fue suficiente para calmarlo.

Soltó un pequeño gemido al percibir el aroma dulce de Stiles, mezclado con el alcohol que bebieron la noche anterior y el gel de baño que usaron para ducharse luego de haber tenido relaciones sexuales frente a sus amigos.

Flashes de lo que hicieron esa noche rondaron sus pensamientos y se admitió a sí mismo que ahora sentía pena. Pues a pesar de que había resultado divertido y excitante, ahora mismo deseaba que ninguno de los otros dos se encontraran todavía en la casa. Ni siquiera quería ir a la escuela, donde les tocaba clases con ellos.

Abrió al fin los ojos...

Gracias a las cortinas azules de su habitación los rayos de sol no ingresaban, pero sí alumbraban a tal punto que se podía deducir que estaban cerca del medio día. En definitiva no iba a dar clases hoy. 

Al fin y al cabo estaba donde quería. Tenía al amor de su vida entre sus brazos. Respiraba de su aroma, sentía su calor, escuchaba su respiración y ningún lugar era más reconfortante que ese. Luego buscaría la excusa del porqué faltó. Mientras tanto disfrutaría del momento.

Suaves besos fue lo que iba depositando sobre la piel del durmiente chico, en medio de sus omóplatos. Deslizó su labio inferior por ese sector y fue subiendo lentamente, sacando la lengua al llegar a su nuca, saboreando su piel con gula.

—Oye —le susurró, intentando despertarlo. Dejó otro besos en su cuello y le mordió levemente el lóbulo— Stiles... —insistió en su oreja.

—Mmm —gimoteó Stiles con molestia, sin abrir los ojos— Déjame dormir —se quejó, removiéndose, sintiendo la erección del moreno rozar sus nalgas.

—Abre los ojos —Derek no se rindió. Apretó la cintura del chico con sus dedos y le restregó su miembro a propósito. Sonrió con ganas al sentir que Stiles movió la cabera en busca de más contacto, pero es sonido del timbre en el piso de abajo reventó bruscamente su burbuja.

Primero iba a negarse a bajar a abrir, y quien venía a molestarlos se cansaría de esperar y se iría. Pero al ver que su novio volvió a acomodarse para seguir durmiendo, soltó un bufido y rodó los ojos. Sin quedarle de otra que levantarse y vestirse antes de bajar.

—¿Por qué hay ropa tirada por todas partes? —preguntó Peter mientras ingresaba a la casa, mirando a Derek suspicazmente, intentando esconder una sonrisa que le aseguraba que sabía perfectamente a qué se debía el desorden— Dudo mucho que esto sea de tu estilo, sobrino —se burló, levantando la sudadera que pertenecía a Isaac— Y no es de Stiles.

—Mientras menos preguntes, más delicioso será tu desayuno —masculló Derek entrando a la cocina. Fue directo a la nevera.

Lo cierto era que en la mañana anterior, Peter le había avisado que se aparecería ese día para desayunar juntos. Obviamente le estaba manteniendo al tanto de la situación con Noah y Noel, y desde su nuevo hogar, con Chris indagaban en los alrededores.

Quiso dar el grito en el cielo al enterarse de que el padre de Stiles parecía estar vivo y moría por atrapar a su sobrino de cariño entre sus brazos y desearle lo mejor a la hora en que apareciera su progenitor, pero hacía dos semanas estaba con su pareja en plena remodelación de la casa y apenas encontró espacio ese día.

En un principio, cuando acababa de llegar a la casa Argent, se sentía bastante mal. Y es que perra o no, la madre de Allison era muy amada por esta y fotos de Victoria adornaban la residencia. Todo aquello le recordaba el tiempo que tuvo que esconderse cuando Chris mantenían su relación en secreto. Y como no podía evitar demostrar su desánimo, Argent le ofreció la oportunidad de ayudarlo a remodelarlo por completo. Pues así lo hicieron, y todavía les faltaban algunas cosas más.

La casa del Tío Peter | Sterek | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora