Capítulo 8

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Examen.

Débil. Demasiado débil era aquella sensación en su tobillo como para poder despertarse. Era un delicioso cosquilleo en su pie que le hizo ronronear. Y cuando sintió una presión más fuerte en ese lugar, notó que era una mano. Abrió de inmediato los ojos y se incorporó en el colchón, dispuesto a agarrar lo que fuese para golpear a quien estuviera en su cuarto. Pero al ver la inconfundible silueta de Derek quien bloqueaba la luz de la luna ingresando por la ventana, recordó volver a respirar y se tranquilizó.

—¡Casi me matas del susto! —reprendió susurrando fuerte— ¿Qué demonios haces despierto? —preguntó tomando su móvil de la mesita de luz—. ¡Son las tres de la mañana!

El moreno se sentó en los pies del colchón empezando a acariciar aquel tobillo que no había soltado en ningún momento.

—No podía dormir -se limitó a decir inclinándose.

Stiles entreabrió la boca al ver que Derek subió aquella mano por su pierna y la dejó detrás de la rodilla a la par que dejaba un beso al dorsal de la misma.

—¿Qué...? —intentó inquirir pero una placentera corriente le recorrió la espalda en cuanto subió los besos por su muslo inferior.

Gracias a que Stiles tenía simplemente su bóxer puesto, le ayudó a que el trabajo fuese más fácil y siguió subiendo con lentitud, sonriendo contra su suave piel al sentir que se volvió a acostar.

—Estaba muy aburrido —siguió besando mientras abría un poco las piernas del chico para tener espacio y poder apoyar el cuerpo en el colchón. Apreció el miembro del adolescente completamente despierto dentro de su ropa interior, marcándose a la perfección en la tela de color negra y hundió su nariz allí mismo, inspirando con fuerza, alimentándose del un aroma único que jamás había percibido. Era una mezcla de jabón del cuerpo bañado del chico y el suavizante de la ropa limpia, su olor natural. Aroma que sintió en su cuello, en sus labios y en otras parte que había tenido oportunidad de besar.

El castaño miró lo que Derek haceía, ruborizándose por completo ante lo que veía, apoyando la cabeza nuevamente en la almohada.

—Estás intenso —murmuró mirando al techo, esbozando una sonrisa entretanto el mayor comenzó a acariciarle las piernas.

—Quiero probarte, Stiles —musitó besando ahora debajo de su ombligo, pasando la mano por la longitud de su pene, apreciando los débiles espasmos que le provocaba—. Voy a dejarte vacío —volvió a susurrar esta vez contra su piel, metiendo la lengua en aquel ombligo increíblemente adorable y delicioso.

—Joder... —gimió el chico teniendo que volver a mirar lo que hacía el hombre, encendiéndose todavía más por lo jodidamente sexy erótico que se veía haciendo aquello. Derek se separó de su piel poniéndose de rodillas entre sus piernas y acarició las caderas del adolescente suavemente. Éste se impulsó lentamente hacia arriba en busca de más contacto y al fin sintió un aire fresco en su glande una vez que el mayor liberó a su miembro de su agonía. Apreció como le tomó entre sus dedos desde la base y subió aquella mano con lentitud. Sintiendo que llegaba al cielo al tener una mano ajena sobre su polla—. Oh, mierda —jadeó y repitió el movimiento para arriba.

Sin pedir permiso ni esperar a que Stiles dijera algo, se inclinó y pasó la lengua por la filtrante y brillante punta del pene, provocando que el chico soltará un jadeo más que escandaloso.

—Sabes delicioso —apremió bajito. Sonrió ladinamente y engulló ese miembro hasta el fondo.

—¡Santa mierda! —gimió el chico levantándose y apoyando los codos al colchón al sentir la boca resbalosa y húmeda del moreno envolviéndole por completo. Metió los dedos por su cabellera y lloriqueó de placer cuando empezó a subir y bajar pausadamente— ¡Dios! —esbozó más ronco, ayudando al moreno con la mano, dejando que le hiciera una perfecta mamada.

La casa del Tío Peter | Sterek | Where stories live. Discover now