Capítulo 3

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¿Señor Hale?

Hoy por fin se animaba a maldecir el hecho de que no hizo caso a Isaac cuando le dijo que se comprara base de maquillaje para la cara, para tapar los ojos morados que aparecían más siempre que de vez en cuando. Y así podría regresar a clases después de cuatro días de falta con la cara perfecta. Porque eso el lo que era... Stiles adoraba mirarse al espejo y admitir que era adorable y guapo. Solo que en las peleas a las que se enfrentaba terminaba dejando su carita un desastre y tenía que pasar más de una semana para que se borraba lo negro o azul de sus ojeras.

Por suerte lo azul debajo de su ojo no se veía tan mal y creyó que volviendo a poner hielo antes de ir a clases desaparecería un poco más. Entonces se puso perfume en el cuello y ropa, tomó su mochila y corrió escaleras abajo para ir a la cocina.

A esa hora Peter se acababa de ir a la oficina, por lo tanto captó de inmediato que había café recién hecho. Se sirvió en su vaso térmico y lo tapó antes de abrir la nevera y sacar los cubitos de hielo. Tras una rauda búsqueda de una toalla en los cajones de la isla, se dispuso a armar una perfecta bolsa antiinflamatoria. Sonrió por su gran hazaña y se colocó la toalla en el ojos mientras daba un sorbo de su café.

Jamás esperó ver lo siguiente.

En pleno quejido de que la toalla estaba muy fría, Derek entró a la cocina luciendo increíblemente arreglado. Tenía puesto unos jeanes de color azul marino, mocasines aterciopelado a cuadritos con distintos tonos de negro, camisa negra con estampado vintage, y su posiblemente adherida al cuerpo, chaqueta de cuero. Y para rematar, unos lentes para descanso que le quedaban perfectos con su pelo prolijamente peinado y su perfecta barba. Al final lo que terminaba por confundirlo y sorprenderle a la vez, era el bolso universitario de cuero marrón que colgaba de su hombro.

No sabía que decir. Era sorprendente apreciar el cambio de aquel chico malo a este nerd sexy. Pues se había quedado sin saliva, sin entender si lo perdió babeando por Derek o tragó con dificultad demasiadas veces. Tragó una vez más con pesadez y se estiró el cuello de la camisa en busca de aire.

A esa altura el hielo en su trapo se habría derretido en su totalidad.

—¿Te duele? —preguntó Derek, acomodándose el lente, sin demostrar ni mucho interés pero tampoco indiferencia.

Casi medio minuto después, Stiles recuperó el aire y volvió a la realidad.

—Eh, sí. No... no me duele —farfulló— solo estoy probando si el hielo elimina mi moretón en lo que llego al colegio —divagó sonriendo con torpeza.

Podría asegurar que era la primera vez que veía al moreno sonreír de verdad. Derek mostró las dos filas de sus dientes ante la idiotez que acababa de decir el castaño y negó con la cabeza.

—Dudo mucho que eso funcione así —musitó Derek, aún sonriendo.

—Lo sé, pero no pierdo nada con intentarlo —aventuró, encogiendo los hombros.

—Cierto —asintió el mayor, aproximándose y agarrando el vaso con café del chico antes de dar un sorbo sin dejar de mirarlo—. ¿Qué te pasó? - preguntó de improvisto, colocando una mano en el rostro del castaño, empezando por apoyar sus cuatro dedos en su oreja y cuello, y el pulgar en su pómulo, observando con atención.

Por su falta de oxígeno y calor, se lamió el labio inferior y llevó la mirada a los de Derek.

—Una pelea —se limitó a contestar. Notó que el hombre le miró la boca y exhaló con exageración al sentir el áspero pulgar por su labio lastimado, el cual lo acarició despacio.

En el segundo siguiente, liberó al adolescente y le miró a los ojos.

—No está tan mal —apremió.

La casa del Tío Peter | Sterek | Where stories live. Discover now