Capítulo 26: Nueva compañía

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Corrió mientras continuaba esquivando o desviando con golpes las esferas de tela llenas de piedras. Max disparó otra bala de cañón, Sirio la esquivó y dio un par de vueltas en el suelo, aprovechando para agarrar impulso, lanzándose contra otro de los maniquíes. Con un rápido movimiento del brazo lo apresó y lanzó contra el suelo, la cabeza del maniquí se hizo pedazos. Lo oí gruñir y lanzarse al otro maniquí que estaba de espaldas, lo apresó del cuello y con otro veloz movimiento la cabeza del maniquí salió volando.

Marcos y yo nos habíamos quedado estupefactos.

—¿Qué decías con respecto a que no es peligroso? —preguntó en voz baja.

—No lo niego, solo no es peligroso para mí —murmuré.

Sirio volteó a mirarme desde lejos y me sonrió.

—¡Hey! —exclamó Max al mismo instante que apretaba un botón. Una enorme pelota de jebe salió disparada cerca de Sirio, llevándoselo de encuentro—. ¡No te distraigas!

—No —susurré preocupada.

Sirio cayó y se deslizó sobre la tierra unos metros mientras la pelota se iba rebotando por ahí. Corrí a verlo. Pude escucharlo reír y me sentí aliviada, solo a él le parecería divertido haber sido embestido por una enorme pelota.

Llegué y me senté sobre mis talones a su lado, él se apoyó en los antebrazos y me miró sonriente.

—Acabas de asesinar a tres maniquíes —le dije de forma extrañamente tierna.

Soltó una leve risa.

—Max dijo que lo hiciera. Solo quería probar algunos de sus equipos más extremos, aunque eso no fue nada.

—Te he extrañado toda la mañana —le susurré mientras me acercaba a sus labios.

Lo besé de forma tierna. Si la vida con él sería en tiempos de lucha, no me importaba. Haría todo lo posible por quedarme a su lado toda mi vida, porque si lo dejaba ir mi vida se iría con él.

—¿Qué? Esto debe ser una broma —exclamó Max.

Lo miramos. Había venido a vernos junto con Marcos, eso me causó diversión.

—¿Qué te parece una broma? —pregunté sonriente.

—¿Tú y él? ¡Creí que era algún nerd del hospital! —Estaba bastante sorprendido, su mirada se dirigió a la mano de Sirio y pudo ver su anillo—. ¡Ah! No puedo creerlo, creí que ese anillo era alguna cosa, todo menos eso. ¡Es un H.E.! —Lo señaló mientras decía esas últimas palabras en modo de acusación.

Reí. Pasé mi brazo sobre el pecho de mi hombre, y le di un beso en su cuello mientras Max miraba casi horrorizado. Sonreí y subí el rostro dándole un beso en su mentón, luego otro en su mejilla. Sirio tenía una media sonrisa de lado y una ceja arqueada, reí suavemente contra su oído al ver que él también se estaba divirtiendo con este nuevo juego de «perturba a Max».

—Okey, bien —dijo Max alzando las manos a modo de rendición—. Ahora sí lo he visto todo —agregó mientras se daba la vuelta y se alejaba—. Eso pasa por leer tanta novela de hombres lobo y cosas así.

Marcos se alejó riendo. Sirio se puso de pie, se sacudió algo del polvo que tenía y me extendió la mano para ayudarme, aunque en realidad no era necesario, pero quería tener contacto con él incluso con la mínima excusa.


Fuimos a la oficina de la asociación de protectores de los evolucionados, aunque, bueno, también se dedicaban a proteger animales, sin embargo nuestro contacto con animales del exterior era casi nulo. La humanidad se había alejado casi por completo del mundo y de la vida que reinaba ahí afuera.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Where stories live. Discover now