Capítulo 71: Oportunidades

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Hace cuatro meses...

***Aryl***

Estoy con Dereck, en su habitación.

—¿Estás enojado todavía? —consulto. Estamos en su cama.

—Eh, silencio. Estoy investigando todavía sobre la hipnosis... —revela. Me quita el brazo con el cual lo intenté abrazar.

—Qué malo eres... —Me volteo. Me acomodo la peluca—. ¿No quieres hacer algo esta noche?

—Espera un momento. ¿Sí? —Está serio, sigue con su estúpida investigación.

—¿Para qué quieres seguir con ese tema? No sirve para nada. —Soy supersticiosa.

—¿Para qué? Pues, es algo poderoso, todo esto... —explica—. No me juzgues, por tu culpa hemos pasado mucho. El del casco ese nos amenazó de muerte hace un mes.

—Sí, pero podemos intentar algo nuevo hoy. —Le toco la pierna, intentando convencerlo.

—Para ya, por favor. —Él se levanta y se sienta en el escritorio.

—¿Qué mierdas te pasa? ¿Ya ni quieres sexo conmigo? —Me levanto.

—No estoy con ganas en este momento. ¿Puedes respetar? —Está enojado.

—¿Me estás engañando? ¿Ahora te gustan los penes? ¿Qué es? —reclamo.

—Te falta tanto por entender en este mundo... —Él suspira—. Lo que digas. Dame media hora y veremos si salimos hoy.

—Como sea. Me voy a dormir. Me despiertas cuando decidas. —Me acuesto.

—Adelante. —Él sigue en silencio después de esto. Está viendo imágenes extravagantes, mientras investiga las técnicas de hipnosis.

Tomo una pequeña siesta y él me despierta al rato. Siento sus tiernas y cálidas manos en mi brazo.

—Ahora sí... ¿qué quieres hacer? —pregunta, atento. No puedo entender por qué él tiene tanto cariño en su corazón, pero me pone muy feliz el tenerle en la palma de mi mano.

—¿Quieres ser mi modelo? —consulto, juguetona.

Él detiene su sonrisa y ve hacia un lado.

—Hemos tenido esta conversación cientos de veces. Si soy honesto, estoy cansado de lo mismo. —Toma un respiro.

—No podemos conseguir a nadie y ya lo intentamos mucho. ¡Ya quiero tener ese dinero en mis manos! —exclamo.

—Sé que quisieras el dinero, pero no seré nuestro modelo —reafirma.

—Alistémonos y vayamos a un bar diferente. ¿Te parece ir al sur de la ciudad? —pregunto atenta—. Es un lugar más abierto y solitario.

—Está bien. Vamos —concluye.

Conducimos por las calles de la ciudad, pero esta vez algo se siente diferente... pacífico... tranquilo, callado.

—Puede que hoy sí funcione —comento, rompiendo el silencio—. Hoy es nuestra noche.

—Sí. —Él contesta, sin volverme a ver—. Espero que esta noche tengamos suerte.

Pasamos por un hermoso puente, tiene una de las arquitecturas más finas y elegantes que existen en la ciudad. Me quedo pensando un momento, sobre nosotros. Él está molesto, eso es evidente... pero no es tan grave. Siempre termina accediendo a lo que yo diga, luego de un rato.

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora