Capítulo 59: Profundo

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***Alice***

Estoy sentada junto a mi escritorio, organizando varias reuniones. En la noche habrá una reunión de representantes y modelos, así que tengo que prepararme e invitar a todos. Me encuentro en mi habitación, en una casa antigua, vieja y desolada, en medio del Bosque Aletrejo. La he convertido en mi hogar...

Camino por la habitación, en el primer piso de la casa, moderna por dentro y fea por fuera. Le he estado haciendo ajustes desde hace algunos meses, desde que tuve que llegar por ciertos eventos inesperados. Mis tacones suenan, causando eco en el vacío lugar en el que me encuentro.

—¿Hildur? —llamo a mi hermana.

—¿Sí, Alice? —Su voz suena, desde el segundo piso.

—¿Quieres bajar? ¿Te sientes bien hoy? —consulto.

—Sí... me encuentro bien —anuncia—. Ya voy.

—Haré el desayuno. —Camino hacia la cocina de leña y hago unos huevos fritos con jamón.

Siento el frío congelar mis dedos. Veo por la ventana, la cual está abierta... la neblina que llena el bosque por la madrugada está entrando lentamente, de manera fantasmal. Cierro la ventana. Hildur baja las escaleras con cuidado. Sonríe un poco, aunque todavía tiene un poco de dolor.

—Te ves hermosa hoy, hermana —comento, tocando su hombro—. Siéntate.

—Gracias. —Es ocho años menor que yo. Tiene diecisiete y yo veinticinco.

—Tengo que trabajar en tus vendas. Te dolerá un poco —digo con precaución, acariciando su cabello blanco. El de ella contrasta con el mío, el cual es rubio.

—Tranquila, yo lo puedo hacer, Alice —dice sonriendo. Ve hacia el vacío, está pensativa. Una suave lluvia comienza a caer. No se escucha nada más que las gotas caer y los árboles moverse con el viento. Algunas de las tablas de madera de la antigua casa crujen de vez en cuando, el vacío constante por tanto tiempo ha creado un aura de soledad que muchas veces intenta aflojar nuestro lazo familiar.

—Traeré los medicamentos. —Camino hacia la sala, donde está la caja de medicinas. Las llevo a la cocina.

Empiezo a cambiar las vendas de mi hermana. Sé que es algo difícil que ella haya aceptado ayudarme en esta manera tan drástica... una manera que cambiaría su vida por siempre.

—Gracias por ayudarme y meterte en esto —digo—. Sé que es algo complejo lo que ha pasado, y el dejar tu vida atrás...

—No digas más... —Ella me acaricia el cabello—. Yo te apoyaré, por siempre, Alice.

—Ganaremos el desfile y nos largaremos de este lugar, algún día —afirmo—. Ahora, come.

Traigo los platos y me siento frente a ella a comer. El frío es realmente intenso, la casa oscura y tenebrosa, pero no importa mucho... lo único que importa es que estemos a salvo.

—¿Tienes mucho trabajo hoy? —consulta Hildur.

—Sí. Tengo que planear algo de una fiesta esta noche. Tú irás. ¿Cierto? Creo que yo me quedaré aquí. Tengo que seguir planeando todo —explico, aunque sé que ella no querrá ir, ni planeo arriesgarla a algo así de intenso.

—No creo... no quiero ir a un lugar tan lleno de esa clase de personas con las que trabajas. —Ella ve hacia el suelo—. ¿Es necesario?

—Es para mantener las apariencias —elaboro—. Al menos una de nosotras tendrá que ir, pero bueno... más tarde discutiremos sobre ese tema. 

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora