Capítulo 42: Transformación definitiva

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***Duke***

Salgo del sótano de Julie. Me había quedado algo inquieto al ver a Lyra ensangrentada y tan dañada, con raspones y moretones. El cristal en su cara se ve bien, pero estaba sangrando por el orificio. Julie la ha lastimado mucho, y eso no se verá bien en el desfile.

Camino hacia la salida. Ahí está todavía el cuerpo del chico, en el suelo.

—Qué desorden... —digo. El charco de sangre es grande, y mi ropa está toda manchada.

Sin pensarlo dos veces arrastro el cuerpo hacia el auto. El sol está pegando directo, el calor es sofocante. Siento el sudor bajar por mi frente, y la camisa está todavía mojada por la sangre. Limpio mi frente, y mi antebrazo está manchado de rojo. Estoy manchado más de lo que pensé.

•—Empezar Música—•

Tomo al muchacho y lo meto en el auto. Tendré que quemarlo, y para eso necesito algunos insumos. Regreso al almacén. Julie se encuentra en una pequeña oficina. Está llorando...

—Julie. —Me acerco.

—Quiero creer en ti. —Ella se limpia las lágrimas—. Pero me la pones tan difícil...

—No tengo manera de corregir el pasado. —Estoy serio, suspiro—. No tengo absolutamente nada en este momento para darle a nadie. ¿Qué te puede dar más seguridad en este momento?

—Nunca me quisiste. ¿Cierto? —Ella se levanta y acomoda algunos adornos—. ¿Y qué hay de Natalia?

—¿Qué tiene que ver Natalia con esto? —cuestiono, alzando la voz—. Eso fue hace años. ¿Debería preocuparme porque hagas algo mal?

—No quiero terminar como ella —sentencia, ha dejado de llorar—. Eso es todo. Mis esperanzas contigo murieron hace mucho, aunque todavía quiero creerte.

—Creo que luego de aquella vez... no puedo arriesgarte a otra traición —aseguro—. De mi parte, que soy quien tiene todo que perder, esta vez... te prometo que te voy a proteger.

—No necesito protección —aclara ella, ha recuperado su postura fuerte—. Necesito, de todo corazón, el volver a creer en alguien... y no me importa que no sea de manera romántica... solo quiero creer... y tener confianza.

—Puedes creer en mí —hablo—. No fallaré esta vez.

Ella se acerca.

—Sé que no te gusta el contacto físico... eso lo tengo claro desde hace bastante tiempo, pero quisiera un abrazo, como cuando estábamos juntos. ¿Recuerdas? ¿Crees que fuiste feliz en aquellos tiempos, conmigo? ¿Aunque sea un poco? —Sus ojos brillan, y al parecer no le importa la sangre. Le doy un abrazo.

—No puedo sostener mis máscaras contigo por mucho. La felicidad ha sido una búsqueda en la que me he dado por vencido, pero el propósito por el que existo es más que el buscar ese concepto. Me sentí cómodo contigo en aquellos tiempos, sí —suspiro—. Pero dejé de sentir la verdadera felicidad hace mucho.

—Eso me basta por ahora. —Ella se aleja—. ¿Qué necesitas?

—Necesito gasolina —respondo—. Tengo que encargarme de los pendientes.

—Allá. —Julie señala una esquina, en donde está el recipiente con el líquido.

La tomo y camino hacia afuera. Limpio la sangre con la manguera, antes de que termine de coagular. El olor es intenso, y termino en aproximadamente diez minutos.

Me meto en el auto. El olor a sangre es muy fuerte, y el estar encerrado con ambos cuerpos es inquietante... puedo sentir el fúnebre silencio de la nada. Luego de unos kilómetros llego a un lote baldío. Lleno todo con la gasolina y lo enciendo con un fósforo. Observo las llamas consumir agresivamente el vehículo. Ambos cuerpos se incineran lentamente, y me siento algo extraño.

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora