Despertar adolorido

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Despertar adolorido... muy adolorido…

¡Por Merlín! Exclamo la castaña apenas se removió un poco entre las sabanas, el menor de los movimientos hizo que saliera por completo de su sueño debido a las molestias, tenía el cuerpo adolorido, podría jurar que incluso la uña del dedo chiquito de su pie izquierdo le dolía con ganas. Entre quejidos lastimeros y maldiciones impropias en ella se levanto de la cama con dirección al baño del piso inferior, donde había una gran tina de baño, necesitaba urgentemente una ducha  de agua caliente para relajar su afligidos y contraídos músculos. Muy caro les estaba cobrando su cuerpo el accidentado día de había tenido el día anterior.

Moviéndose  con la agilidad de una anciana tomo sus neceseres y bajo a paso lento sosteniéndose de las paredes, había tomado la precaución de llevar algunas pociones revitalizantes y relajantes musculares para ayudarle a sobrellevar la situación.

Llenando la tina de agua caliente, vertió sales minerales relajantes. Se desnudo con lentitud ya que cualquier movimiento brusco le recordaba que no era lo más indicado si sabía que era lo que le convenía.

Completamente desnuda se observo en el espejo antes de entrar al agua y pudo ver las manchas moradas en su espalda baja, esos purpuras recordatorios de los golpes recibidos cuando rodo por la pendiente cayendo en seco sobre el lodoso piso, sus muslos mostraban oscuros cardenales así como algunos arañazos a cuenta de las raíces que sobresalían a la orilla del lago.

Después de una larga inspección se metió con cuidado en la cálida agua y cerrando sus ojos intento relajarse, no quería pensar en nada, pero como siempre sus deseos no serian cumplidos, su mente la traicionaba, al igual que sus hormonas. Pero como olvidar ese blanquecino cuerpo como tallado en mármol de un inconsciente muchacho albino.

Porque lo desnudo a conciencia de lo que se encontraría al despojado de la lodosa ropa, ya lo había visto al natural cuando descaradamente se había abierto la bata delante de ella, y ya que no tenía pudor alguno ni respeto hacia su persona ¿Por qué ella tendría que respetarlo?

Y tan responsable como era no podía dejarlo simplemente en su habitación en ese estado, considerada lo había hecho levitar hasta el cuarto de baño para dejarlo decente antes de dejarlo descansar en su cama ya completamente libre de la mugre que llevaba pegada.

Se reprendió mentalmente por su osadía, pero se obligo a terminar su tares, tenía que reconocer que no solo lo había de buena gente, por el contrario, por primera vez actuaba pensando en su propia satisfacción. Fue bastante difícil, pero sabía que bien valía la pena el esfuerzo cuando lo libro completamente de la ropa y se encontró con ese cuerpo perfecto.

Pensando en la posibilidad de que despertara lo había dado un par de gotas de una poderosa poción de sueño en una solución revitalizante que al mismo tiempo le ayudaría a recuperarse, y ya con la seguridad de que no despertaría lavo a conciencia cada parte de su cuerpo, un tanto temerosa de tocar esa piel pálida, pero al final decidida, mas cuando recordó sus insultos, mas cuando recordando que la había dicho santurrona, y aun reconociendo  que lo era, se negaba a seguir siendo la misma de siempre.

Colorada a más no poder, sentía su rostro arder por la vergüenza, por el pudor perdido, mordía su labio inferior con tal fuerza que estuvo a punto de partirlo en varias ocasiones.

Pero se deleito al pasar la esponja jabonosa por toda la extensión de esa piel blanquecina, que era tan perfecta que no podía dejar de suspirar mientras lo hacía, bajo tan al sur como le fue posible debido al temblor que se comenzó a apoderar de sus manos, tuvo que cerrar los ojos cuando llego a esa zona cubierta por bello ensortijado y tan rubio como el de su cabellera platinada y paso tan rápido que incluso dudaba si en algún momento había tocado esa sensible zona con la esponja.

Era un ángel, aunque un ángel malo, pero no podía ser de otra manera.

Hermione decidió terminar con ese adorable suplicio, lo seco con cuidado antes de cambiarlo como si se tratara de un bebe. se prometió que nadie sabría a lo que se había atrevido ese día, mentiría lo necesario para que ni siquiera el rubiecillo se enterara como lo había profanado con sus manos muggle su anatomía al lavarlo. Ahora podría morir ciertamente satisfecha.

Suspiro la leona antes de regresar a la realidad, el agua ya se había enfriado y comenzaba a temblar por el frio, se levanto con cuidado y se envolvió en la toalla para secarse. Parándose frente al espejo comenzó a cepillar su cabello después solo froto un poco de ungüento en sus moretones para que desaparecieran pronto. Se sentía mucho mejor físicamente el baño le había ayudado mucho y  sumado a las pociones parecía un milagro que ya fuera capaz de moverse mucho mejor sin sentir que sus músculos se romperían en algún momento.

Poniéndose su bata salió del baño para regresar a su habitación para cambiarse, ese día había quedado con sus amigos para salía a Hogsmeade y no deseaba retrasarse.

Se cruzo con Malfoy cuando ya se diría a la salida de la torres.

-¿Quieres explicarme como termine en mi cama? -Se atravesó para impedirle el paso.

-Desaparece. -Fue su respuesta.

-¿Tu me quitaste la ropa? -Dijo con una sonrisa burlona levantando la ceja con malicia.

-No haría tal cosa, pedí la ayuda de un elfo. No hiba a permitir que si te enfermaras después me culparas por tu estupidez.

-¿Mi estupidez? Si más no recuerdo tú llegaste al agua antes que yo.

-Sí pero yo no era la que se estaba ahogando. -Fingiendo indiferencia lo empujo con su mano para pasar.

Pero claro escapar no sería tan fácil para la leoncita que se estremecían cuando el hurón le tomo  por la muñeca.

-Mas te vale que nadie se entere de lo sucedido.

Hermione sonrió. -Eso tendré que pensarlo, no te garantizo nada.

Enojado Draco la empujo contra la pared. -Que ni se te ocurra abrir la boca. -Amenaza.

-No le temo a tus amenazas. -Dijo tajante.

-Piénsalo Granger no querrás que haga de tu vida un infierno.

-Mi vida ya es un infierno desde que compartimos el mismo aire  y si crees que me intimidan tu palabrería estas equivocado. Solo piensa que si quieres guerra te daré guerra, ya me canse de aguantar tus tonterías. -Le dijo aventándolo con ambas manos para liberarse, y salió de la sala dejando al rubio maquinando su primer movimiento.

Draco Busca EnamorarseWhere stories live. Discover now