Pero el acabose fue cuando escucho bajar a Draco y con sus ojos inyectados de la más pura rabia se encontró con la risa descarada y burlona del hurón.

-¡Oh vamos Granger, no me dirás que no te gusta la decoración! -Dijo con sarcasmo señalando el enorme lio que habían armado en el sagrado recinto.

-¡¡¡ERES…!!! -Se cayó antes de terminar la frase.

-Un dios del sexo. -dijo con vanidad, burlándose aun mas de la chica que seguía con el rostro tan encendido que parecía que explotaría de un momento a otro.

-¡ERES UN PATAN SIN PRINCIPIOS! ¡COMO TE ATREVES A HACER ESTO! -Le dijo señalando con un dedo acusatorio la escena del crimen, bueno mejor dicho crimen pasional.

-Porque tú seas una santurrona, no quiere decir que los demás somos iguales que tu.

-Si serás un…

-Un que Granger, a mi no me cohíbe hablar del sexo como a ti, a mi no me da miedo explorar mi sexualidad, no soy una santurrona y frígida leona amargada que se escuda como si fuera una monja para no tener intimidad. De hecho deberías dejar que el pobretón de tu amigo te baje los humos a ver si así se que endulza un poco el caracteres.

-No porque tu no conozcas lo que es el pudo quiere decir que todos sean como tu.

-Pues Weasley es hombre y no tardo mucho en encontrar tú remplazo en Lavender ya que decidiste ser tan cerrada. -Aunado a la acusación Draco dejo que se abriera la bata con libertad, dejando sus atributos físicos a la vista de Hermione.

Al verlo se quedo descolocada, la ceja le temblaba en un amago de tic nervioso, apretó los dientes con furia y el color en su cara no podría ser mas rojo de lo que ya era. Fue entonces que todo sucedió tan rápida e inesperadamente que ni siquiera le dio oportunidad a Draco de reaccionar.

Quizás lo más lógico hubiera sido que presa de su desatada ira Hermione le hubiera lanzado un hechizo, unos cuantos gritos e insultos de su ya gastado repertorio, amenazas y demás, sin embargo, algo se quebró en la paciente chica convirtiéndola en un amenaza a punto de cobrar cada humillación.

Fue una mala señal para el rubio cuando vio que los ojos color caramelo de Hermione salían chispas casi de manera literal y poco a poco, con la lentitud de una amenaza natural a punto de sacudir los terrenos del castillo se levantaron las comisuras de sus labios para formar una sonrisa, pero no era cualquier sonrisa era una mueca tal que parecía más una sentencia de muerte que una simple sonrisa.

Si no fuera el rey de Slytherin hubiera retrocedido al ver esa sonrisa formarse en sus labios, esa fue su primera intención para ser sinceros, pero se contuvo a tiempo de caer en el ridículo de emprender huida ante la leona, que consideraba mas una tierna e inocente gatita. Lo que no consideraba Draco es que incluso las gatas sacan la uñas cuando hartas de ser apabulladas se crispan hasta mostrar su garras escondidas en sus aparentemente inofensiva patitas.

Pero no fue solo esa sonrisa en los labios de Hermione lo que le hizo replantearse que era un error seguir parado exhibiendo sus atributos de esa manera, una señal de alarma se encendió en su cerebro al instante que la mirada de la chica bajo de sus ojos con suma lentitud hacia el sur de su anatomía. Encontró una mirada que jamás hubiera creído posible en alguien tan recatada como la Gryffindor, incluso podría jurar que solo Pansy era capaz de mirarle con tal descaro sin sonrojarse.

Hermione hizo gala de todo su aplomo nivelando su respiración que había sido entrecortada, ya fuera por las inmensas ganas de estrangular al susodicho que tenia enfrenté o por el hecho de que tenia frente a ella todo un adonis en potencia. Fuera cual fuera la razón, la actitud había cambiado y Draco se daba cuenta de ese cambio haciendo que un escalofrió le atravesara la columna vertebral.

Draco Busca EnamorarseWhere stories live. Discover now